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Cambio en el protocolo, Felipe VI permite jurar sin Biblia ni crucifijo



  • Los altos cargos tendrán la libertad religiosa que decreta la Constitución


Admin | 10-Jul-2014

Desde la llegada al trono de Felipe VI se están apreciando cambios en las tradiciones protocolarias. Una de ellas es la posibilidad de jurar o prometer cargos sin Biblia ni crucifijo. Hasta ahora, los nuevos miembros de la instituciones que se presentaban ante el Rey debían escoger entre jura o promesa, pero no podían evitar la presencia de los símbolos cristianos. Con esta medida, la Casa de Rey se compromete a ser un reflejo de la Constitución española, permitiendo la libertad religiosa.

Por contra, se mantiene de forma obligada la presencia de un volumen de la Constitución. También se conserva el texto de la locución:

  • «Juro (o prometo) cumplir fielmente las obligaciones del cargo de (el que corresponda en cada ocasión) con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado».

En el anterior reinado de Don Juan Carlos también se produjeron cambios en los símbolos que presidieron los juramentos o promesas. Sin ir mas lejos Adolfo Suárez, el primer presidente del Gobierno de la democracia, tuvo que arrodillarse enfrente de un gran crucifijo de madera en el momento de la jura de su cargo. En cambio Leopoldo Calvo-Sotelo, unos años mas tarde, juro de pie ante un crucifijo de metal dorado de pequeñas dimensiones. Destacar que desde 1978 también se añadió un ejemplar de la Carta Magna en la ceremonia.

Este cambio, en la jura de los altos cargos, resulta coherente con los modificaciones en la ceremonia de proclamación de Felipe VI. En dicho acto, el monarca prescindió de la misa posterior, así como de la tradicional presencia de los Evangelios y del crucifijo de plata del Congreso de los Diputados.

El rey, se limito a jurar ante un ejemplar de la Constitución que sostenía el presidente del congreso Jesús Posada. La corona y el cetro -símbolos de la monarquía- también estuvieron presentes. Además, en el discurso pronunciado ante las Cortes, Don Felipe no hizo ni una sola referencia a la religión, siendo el primer monarca Español que celebra una ceremonia laica.










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Intensa agenda de Felipe VI en su primera semana de reinado




Admin | 29-Jun-2014

Don Felipe y Doña Letizia han asistido a diversos actos en sus primeros días como monarcas. El programa semanal ha sido el siguiente:

Sabado 21

El nuevo monarca se reunió con representantes de las asociaciones y fundaciones de las víctimas del terrorismo en el Palacio Zurbano de Madrid.

Lunes 23

Don Felipe recibió en audiencia en La Zarzuela, a los representantes de las altas instituciones del Estado. De uno en uno, fueron pasando por su despacho: el presidente del Congreso, Jesús Posada; del Senado, Pío García Escudero; del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes.

El mismo día Dona Letizia inauguró la exposición El Greco y la pintura moderna en el Museo del Prado.

Martes 24

El matrimonio real dispuso una gran recepción en el Palacio de El Pardo a unas 350 entidades relacionadas con la solidaridad. Entre estas ONG asistieron Caritas, Cruz Roja... Destacar como novedad la presencia de FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). Felipe VI es el primer monarca español que se reúne con este colectivo.

Miercoles 25

Este día hubo una salutación de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil a Felipe VI en el Palacio Real.

Jueves 26

Don Felipe y Doña Letizia viajaron a Girona en motivo de la entrega los Premios Impulsa de la Fundación Príncipe de Girona.

El evento fue aprovechado para celebrar un encuentro con Artur Mas, President de la Generalitat catalana.

Viernes 27

El rey se reunió en la Zarzuela con los presidentes de las diferentes Reales Academias.

Agenda del mes de julio

Para el próximo lunes día 30, los reyes harán su primer viaje oficial internacional. El destino ,Ciudad del Vaticano, donde serán recibidos en audiencia por el Papa Francisco I.

El segundo viaje será a Portugal el próximo 7 de julio y siete días después, el 14, viajarán a Marruecos.

Se espera que a lo largo del mes de julio se concrete una visita a Francia, en donde mantendrán una entrevista con el presidente galo, François Hollande.

También se espera que los Monarcas asistan el 4 de agosto a los actos conmemorativos del centenario de la Primera Guerra Mundial que se organizan en la ciudad belga de Lieja.










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Borbones que abdicaron antes que Juan Carlos I



  • La mitad de los Borbones anteriores a Juan Carlos I renunciaron también a la corona


Admin | 26-Jun-2014

La saga española de Borbones ostenta el récord de abdicaciones. Lo que en otras monarquías pasa de forma excepcional, en España es de lo más común, Tal como se observa si se repasa la historia desde Felipe V:


Felipe V

Felipe V, el primer Borbón en reinar en España, abdico en 1724 de forma sorpresiva a favor de su hijo Luis. El motivo de dicha decisión nunca se aclaro debido a la prematura muerte de Luis I de España por viruela. Se barajan ciertas hipótesis, la depresión del rey Felipe, la muerte de Luis XV de Francia... Un ambicioso Felipe V quería reclamar el trono de Francia, dejando el trono de España a su hijo.

Fuese lo que fuese, los planes se truncaron en menos de un año tras la defunción de Luis I.

El segundo hijo de Felipe V, Fernando, debería haber sido el rey. Pero Felipe V forzó el retorno de su reinado contradiciendo la mayoría de la opiniones de la nobleza y la iglesia.

Entre las dos etapas de reinado, Felipe V ostenta el récord del Borbón español con más años en el trono. 45 años para ser exactos.


Carlos IV y su hijo Fernando VII

Carlos IV destaca por ser el monarca que abdicó dos veces. En una ocasión a favor de su hijo Fernando, en otra a favor de Napoleón.

Este "apocado" rey llego al trono justo un año antes de la revolución francesa. Sobrepasado siempre por los acontecimientos, tuvo que enfrentarse a la decadencia de las monarquías absolutistas europeas y a la ambición de Napoleón Bonaparte.

Unos de los errores de Carlos IV fue el de ponerse a favor de Napoleón en la guerra de Franceses y Británicos. Dicha alianza llevo a España a una crisis política, económica y social. El primogénito de Carlos VI, Fernando, se enemisto contra su padre y conspiró contra él.

En 1808 en el Motín de Aranjuez, Fernando consigue el apoyo popular y fuerza a su padre a abdicar a su favor. Ante la presión Carlos IV da la monarquía a Fernando VII.

Pero poco tiempo después Napoleón "presiona" a Fernando para que devuelva la corona a su padre Carlos. Fernando acepta sin saber que secretamente Carlos cedió previamente todo los derechos sobre la monarquía en favor de Napoleón Bonaparte. Mas tarde, el emperador Francés coloca a su hermano José I como rey de España.

Carlos IV fue prisionero de Napoleón en Marsella hasta 1814. Por su parte Fernando VII acabaría siendo rey de España en 1813 tras la expulsión de José I de Bonaparte. Fernando VII mantuvo a su padre desterrado por temor a que le disputara el poder.


Isabel II

La Reina de los tristes destinos, como también ha sido llamada, tuvo que hacer frente a la Revolución de 1868 conocida como "La Gloriosa"; Levantamiento militar con apoyo de la burguesía adinerada que intenta que intento establecer una monarquía parlamentaria en España.

En consecuencia, Isabel II abdicó el trono en 1870 dos años después de haber sido desterrada a Francia. Su hijo Alfonso XII fue el beneficiado.


Alfonso XIII

Finalizamos el repaso de las abdicaciones con Alfonso XIII. Dicho monarca renuncio a sus derechos tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 que fueron ampliamente favorables a los candidatos republicanos.

[...]Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.

Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931


El 14 de abril de ese mismo año se proclamó la Segunda República española. Unos meses mas tarde, las Cortes Constituyentes lo acusaron de alta traición y fue "degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos", que quedó impedido de "ostentar ni dentro ni fuera de España".

Tras la Guerra Civil española, Alfonso XIII siguió reclamando su derecho al trono. En 1941 abdicó en favor de su hijo Juan, el padre de Juan Carlos I.







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Presentaciones / Presentación Admin
« en: 19-Jun-2014, 20:39  »
Saludos a todos los nuevos miembros.


Como admin de este sitio agradecería sinceramente unas lineas para que el resto de miembros os den la bienvenida.Que cunda el ejemplo:

Mi nombre es Xavi, y debo decir que estas últimas semanas he visto la necesidad de crear este lugar. Espero que sea del gusto de todos.

Quiero especialmente agradecer la ayuda recibida de Grome, Garris y demás miembros de Logiabah, al Sr. Zambrano y a la "paciencia" de mi querida Ana. Sin ellos este sitio no se hubiese terminado a tiempo.


Nada mas, un abrazo a todos.

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Presentaciones / REGLAS DEL FORO
« en: 18-Jun-2014, 23:19  »
Este foro tiene un reglas que se han de respetar. No esta de mas recordarlas...

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Juan Carlos I de Borbón / Juan Carlos I de España
« en: 18-Jun-2014, 16:14  »



Juan Carlos I de España



Juan Carlos I de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (Roma, Italia, 5 de enero de 1938) es el actual rey de España.

Fue proclamado el 22 de noviembre de 1975, tras la muerte de Francisco Franco, de acuerdo con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. La Constitución española, ratificada por referéndum popular el 6 de diciembre de 1978 y promulgada el 27 de diciembre del mismo año, lo reconoce expresamente como rey de España y legítimo heredero de la dinastía histórica de Borbón, otorgándole la jefatura del Estado. La Carta Magna confiere a su dignidad el rango de símbolo de la unidad nacional. Anteriormente a su proclamación, había desempeñado funciones interinas en la jefatura del Estado durante la enfermedad de Franco.

A lo largo de su reinado, el rey ha gozado de un elevado apoyo popular tanto en España como en Iberoamérica. Sin embargo, en 2012 esta tendencia cambió de forma drástica y el apoyo se redujo hasta el punto de que, en abril de 2013, un 53 % de la población desaprobaba la forma en que desempeñaba sus funciones, aunque manteniendo una valoración positiva superior con respecto a las diferentes partes del organigrama político español.

El papel del rey durante la Transición española y su intervención para frenar el intento de golpe de Estado de 1981, su apoyo a la unidad europea y su contribución a la hora de estrechar relaciones diplomáticas, han sido objeto de diversos homenajes, reconocimientos, premios y galardones internacionales como el Premio Carlomagno (1982), el Premio Félix Houphouët-Boigny para la Búsqueda de la Paz de la Unesco (1995), la «Medalla de la Democracia» de la Universidad Yeshiva (1997), el Premio «Estadista Mundial» de la Fundación Appeal of Conscience (1997) o el Premio Estatal de la Federación Rusa (2011), entre otros. Sobre su papel durante los primeros años de su reinado, la revista Time publicaría que el rey Juan Carlos surgió «como uno de los héroes más improbables e inspiradores de la libertad del siglo XX, desafiando un intento de golpe militar que buscaba subvertir a la joven democracia posfranquista de España».

El 2 de junio de 2014, anunció su abdicación a la corona de España. El 19 de junio le sucedió su hijo, Felipe de Borbón y Grecia, tras la aprobación de una ley orgánica como establece el artículo 57.5 del texto constitucional.


1 Biografía

Primeros años

Bautizado como Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, Juan Carlos I es nieto por vía paterna de Alfonso XIII, hijo del matrimonio habido entre Juan de Borbón y Battenberg, conde de Barcelona, y de María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleans, princesa de las Dos Sicilias.

Juanito, como lo llaman sus más cercanos para diferenciarlo de su padre, Juan de Borbón, nació, como se desprende de un comunicado de la Casa Real Española, en un apartamento del edificio situado en el número 122 del viale dei Parioli de Roma (Italia), ciudad donde vivían sus padres, durante el exilio de la Familia Real, ausente de España desde la proclamación de la Segunda República en 1931. Fue bautizado el 26 de enero de 1938 en la capilla de la Orden de Malta de Roma por el cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, monseñor Eugenio Pacelli, futuro papa Pío XII. Su abuela paterna, la reina Victoria Eugenia, fue la madrina, y su abuelo materno, Carlos Tancredo de Borbón-Dos Sicilias, príncipe de las Dos Sicilias e infante de España, el padrino. En 1942 se trasladó junto con el resto de su familia a Lausana, en Suiza.

En una entrevista celebrada el 25 de agosto de 1948 entre Franco y el conde de Barcelona en el golfo de Vizcaya, se acordó que el príncipe se trasladaría a España para cursar allí sus estudios. El 8 de noviembre de 1948, a los diez años de edad, Juan Carlos pisó por primera vez suelo español. Allí estudiaría hasta durante ese año académico. Tras el verano de 1949, sin embargo, el deterioro de las relaciones entre Franco y don Juan llevarían a este último a decidir que su hijo no volviera por el momento a España.

Tras un año en Estoril, Juan de Borbón accedió a que Juan Carlos regresara a España en el otoño de 1950 para continuar sus estudios, en esta ocasión acompañado de su hermano menor Alfonso. Para el verano de 1954, Juan Carlos había terminado el bachillerato. Posteriormente realizó su instrucción militar en la Academia General Militar de Zaragoza (1955-1957), en la Escuela Naval Militar de Marín en Pontevedra (1957-1958) y finalmente en la Academia General del Aire de San Javier en Murcia (1958-1959).

Durante las vacaciones de Semana Santa de 1956, el 29 de marzo, Jueves Santo, en la residencia familiar de Estoril, llamada todavía hoy Villa Giralda, a Juan Carlos, que ya tenía 18 años cumplidos, se le disparó accidentalmente un revólver mientras jugaba en el desván de la casa con su hermano menor, Alfonso, lo que causaría la muerte de Alfonso. El hermano mayor del conde de Barcelona y tío de Juan Carlos, Jaime de Borbón, solicitaría meses después una investigación judicial del suceso; petición calificada por el historiador Paul Preston como de inaudita «insensibilidad y pura malevolencia» y que seguramente fue motivada por procurarse beneficios políticos a su propia causa.

El 13 de septiembre de 1961 se anunció oficialmente el compromiso de Juan Carlos con la princesa Sofía de Grecia. Ocho meses después, el 14 de mayo de 1962, la pareja contraía matrimonio en Atenas por los ritos ortodoxo y católico. Con anterioridad a su celebración, Franco había manifestado su interés en que Juan Carlos y Sofía vivieran en España, de modo que, a principios de 1963, y a pesar de la oposición inicial de Juan de Borbón, el matrimonio se trasladaba a Madrid para fijar su residencia en el Palacio de La Zarzuela.

El 5 de marzo de 1966, se celebró una reunión del Consejo Privado del Conde de Barcelona en Estoril para conmemorar el veinticinco aniversario de la muerte de Alfonso XIII, a la que había sido invitado Juan Carlos. La reunión debía ser un acto de reafirmación de los derechos dinásticos de Juan de Borbón. Pese a que dos meses antes, Juan Carlos había declarado que «jamás» aceptaría la Corona mientras viviera su padre, decidió no asistir a la reunión a instancias de su esposa, Sofía de Grecia, utilizando como pretexto una indisposición. Juan de Borbón consideró aquel hecho como una ruptura de la unidad dinástica por parte de Juan Carlos.


Príncipe de España (1969-1975)

En virtud de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, Franco nombró Juan Carlos como sucesor a título de rey, nombramiento ratificado por las Cortes Españolas el 22 de julio de 1969, ante las que el joven príncipe prestaría juramento el mismo día de guardar y hacer guardar las Leyes Fundamentales del Reino y los principios del Movimiento Nacional, es decir, el ideario franquista. No obstante, se basó en las facultades que dichas leyes le otorgaban para impulsar el cambio de régimen y facilitar el advenimiento de la democracia.

Siguiendo las reglas dinásticas, la sucesión hubiera debido recaer en su padre, Juan de Borbón y Battenberg, tercer hijo y heredero del rey Alfonso XIII. Sin embargo, las no muy cordiales relaciones entre Juan y Franco determinaron el salto en la línea de sucesión y el nombramiento de Juan Carlos como Príncipe de España, título de nuevo cuño con el que Franco pretendía salvar distancias con respecto a la monarquía liberal. Dicho salto fue aceptado por el príncipe Juan Carlos, creando un conflicto interno en la Casa Real de Borbón. El Conde de Barcelona no renunciaría oficialmente a sus derechos sucesorios hasta 1977.

Juan Carlos I asumió interinamente la jefatura del Estado entre el 19 de julio al 2 de septiembre de 1974, y después desde el 30 de octubre al 20 de noviembre de 1975 por enfermedades de Franco. El 9 de julio de 1974, Franco era ingresado por una flebitis en la pierna derecha. Antes de partir hacia el hospital, llamó al presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y al presidente de las Cortes Españolas, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, para que prepararan el traspaso interino de poderes al príncipe. Con todo, dos días más tarde, Juan Carlos, que no quería un traspaso interino por parte de Franco, intentó persuadir a Arias para que hiciera ver al dictador que debía traspasarle el poder de manera definitiva. Ante la negativa del presidente del Gobierno, el príncipe pidió a Franco que no firmara el decreto de traspaso. El 19 de julio, el estado del dictador se agravó, por lo que Arias acudió al hospital para que aprobara el traspaso. El yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, intentó impedir que Arias entrara en la habitación del jefe del Estado. Finalmente consiguió acceder, tras lo cual convenció al dictador para que cediera el poder de manera interina, lo que provocó la furia del marqués de Villaverde y de la esposa del dictador, Carmen Polo. Juan Carlos asumía por primera vez la jefatura del Estado de manera interina.

Tras un nuevo empeoramiento de la salud de Franco, el 23 de octubre de 1975, Valcárcel y Arias Navarro acudieron a La Zarzuela para proponer al Príncipe que asumiera de nuevo interinamente la jefatura del Estado. Juan Carlos se negó si la sustitución no era definitiva. El 30 de octubre, Franco padeció una peritonitis. Informado de la gravedad de su estado por el equipo médico que lo atendía, el dictador ordenó su sustitución por parte del príncipe Juan Carlos, lo que este aceptó, una vez tuvo la certeza de que la enfermedad del dictador era terminal.


Reinado (1975-2014)

Al anunciarse la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), juró acatar los Principios del Movimiento Nacional, destinados a perpetuar el franquismo. Fue proclamado rey de España por las Cortes Españolas como Juan Carlos I de España el 22 de noviembre de 1975 y exaltado al trono el 27 de noviembre con una ceremonia de unción llamada: «Misa de Espíritu Santo» (el equivalente a una coronación) celebrada en la histórica Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid. Pese a haber jurado fidelidad a las leyes del Movimiento, con su actitud, promovió y alentó la Ley para la Reforma Política, que fue votada por el Congreso de los Diputados el 18 de noviembre de 1976 y aprobada en referendum con un abrumador apoyo del 94%, lo que inició la Transición Española hacia la democracia.

El 14 de mayo de 1977, su padre, el Conde de Barcelona, renunció a sus derechos dinásticos históricos y a la jefatura de la Casa Real en la persona de Juan Carlos, una vez que hubo constatado la imposibilidad de acceder personalmente al trono. Con esta renuncia se reanudaba la dinastía histórica; y de esta forma, tras la proclamación de Juan Carlos I como rey de España y con la renuncia de Juan de Borbón a sus derechos, Felipe se convirtió en Heredero de la Corona y asumió el título de Príncipe de Asturias el 1 de noviembre de 1977. Don Juan efectuó su renuncia en un acto caluroso y afectivo, en donde estuvo presente, entre muchos, Landelino Lavilla en calidad de Notario Mayor del Reino; trás la ceremonia Don Juan declaró que renunciaba «con mucho amor a España y cariño por mi hijo».

Durante su reinado se aprobó la Constitución española, que define las funciones del rey, suprimiendo toda participación política de la Corona y convirtiendo España en una Monarquía Parlamentaria de corte europeo occidental; asimismo, el artículo 57 de la Constitución le reconoce como el heredero legítimo de la «dinastía histórica». La Constitución fue ratificada en un referéndum (6 de diciembre) y el rey la sancionó el 27 de diciembre.

Uno de los momentos más graves a los que tuvo que hacer frente el rey Juan Carlos I fue el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, el conocido como «23-F». Ese día, durante la segunda votación de la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, se produjo la toma del Congreso de los Diputados por parte de fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Antonio Tejero. Simultáneamente en la Capitanía General de la III Región Militar (Valencia) el teniente general Jaime Milans del Bosch ocupó las calles de la ciudad con tanques y hubo diversos conatos en otros puntos, tales como la toma de los estudios de Televisión Española en Prado del Rey (Madrid).

La intervención televisiva de Juan Carlos I desautorizando el golpe acabó con la insurrección, que pensaba contar con el apoyo de la Corona, y contribuyó a aumentar su carisma entre sectores políticos que hasta entonces no eran muy afines a la forma de gobierno monárquica. Después de este conflicto la monarquía quedó definitivamente consolidada.

El 9 de febrero de 2012, el semanario alemán Der Spiegel publicó un cable diplomático desclasificado por Alemania según el cual el Rey habría mostrado simpatía por los golpistas durante un encuentro con el entonces embajador de Alemania en España, Lothar Lahn.25 En respuesta, Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, desmintió esta atribuida simpatía y afirmó: «ni su Majestad ni la Casa Real acostumbran a valorar escritos u opiniones de terceros, que es una responsabilidad exclusiva de sus autores y que, en este caso, no se compadecen con la realidad de unos hechos, cuyo desarrollo y corolario final son de público conocimiento».

En 1992, ante las especulaciones acerca de que Juan Carlos mantenía una relación sentimental con la catalana Marta Gayá, tanto el jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, como el presidente del Gobierno, Felipe González, manifestaron su preocupación sobre que se pudiera haber orquestado una campaña contra el Rey.

La publicación en 1993 por el aristócrata José Luis de Vilallonga de «El Rey», última biografía autorizada hasta el momento por el rey Juan Carlos, suscitó controversia, por cuanto la edición española omitía comentarios de Juan Carlos I acerca del 23-F que sí aparecían en otras ediciones europeas del libro, del mismo modo que ponía en boca de Vilallonga comentarios que en otras ediciones se atribuían al propio Juan Carlos. Vilallonga había declarado meses antes en una entrevista que el Rey le había pedido que, respecto del 23-F, en el libro, «dijese yo [por Vilallonga] casi todas las cosas».

El 12 de diciembre de 2011, tras las informaciones aparecidas en los medios de comunicación acerca de la probable imputación por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales del yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, duque consorte de Palma de Mallorca, La Zarzuela anunció que lo apartaba de todos los actos institucionales, por entender que su conducta no había sido «ejemplar». Además, durante su tradicional mensaje de Nochebuena, el Rey insistió en la necesidad de un comportamiento ejemplar por parte de todas las personas con responsabilidades públicas, tras lo que afirmó que «la justicia es igual para todos», lo que se interpretó como una alusión a la probable imputación de su yerno. Con todo, tras su discurso en la solemne apertura de la X Legislatura, el 27 de diciembre, el rey Juan Carlos lamentó que se hubiera personalizado su mensaje de Navidad. Dos días más tarde, el juez instructor José Castro imputaba a Iñaki Urdangarin.

Durante su declaración ante el juez instructor en Palma, los días 25, 26 y 27 de febrero de 2012, Urdangarin manifestó que el Rey le había pedido que abandonara sus negocios en marzo de 2006. Sin embargo, el 16 de abril de 2012, se hicieron públicos tres correos electrónicos escritos por Urdangarin y aportados al juez instructor por su exsocio, Diego Torres, que implicarían al Rey en negocios a favor de su yerno con posterioridad a esa fecha.

El 14 de abril de 2012, Juan Carlos I sufrió una fractura de cadera durante una cacería de elefantes a la que había sido invitado en Botsuana, lo que levantó críticas desde distintos ámbitos debido a que ocurrió en la peor semana de la crisis económica española de 2008-2012 y tras un discurso en el que el Rey había pedido "rigor" y "sacrificios" a los españoles. Mientras que Partido Popular y Partido Socialista no quisieron valorar públicamente el percance, Izquierda Plural, Unión Progreso y Democracia y Esquerra Republicana de Catalunya anunciaron que preguntarían al Gobierno por este asunto en el Congreso de los Diputados. El lendakari, Patxi López, afirmó que «no estaría mal» una disculpa pública por parte del monarca.

El 18 de abril, al salir del hospital donde fue intervenido, el Rey se disculpó públicamente por esos hechos, situación sin precedentes desde que comenzara su reinado, calificada como un episodio absolutamente nuevo en toda la historia de la realeza.

            "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir".
—Palabras del rey Juan Carlos tras recibir el alta hospitalaria el 18 de abril de 2012   


Abdicación

El 2 de Junio de 2014 Juan Carlos I manifestó su disposición a renunciar en su hijo Felipe de Borbón y Grecia, que asumirá el cargo con el nombre de Felipe VI. La abdicación se produce de acuerdo con la fórmula recogida en la Carta Magna, concretamente en el título segundo de la misma (De la Corona española) en favor de su hijo. Tal como estipula la constitución es necesaria una ley orgánica para aplicar dicha sucesión, que ya ha sido aprobada por las Cortes Generales. En el Congreso de los Diputados dicha ley fue ampliamente respaldada: de 350 escaños, que posee la cámara, contó con 299 votos a favor, 23 abstenciones y 19 votos negativos. En el Senado contó con una amplio respaldo: 233 votos a favor, 5 en contra y 20 abstenciones de los 266 posibles.

El mismo día de hacerse público el anuncio, los principales partidos republicanos, como IU, BNG y ERC, así como movimientos sociales antimonárquicos y radicalistas, como la Coordinadora 25-S y el Movimiento 15-M, convocaron manifestaciones en las principales capitales del Estado y en otros municipios, difundidas a través de las redes sociales, para reivindicar la República y la celebración de un referéndum sobre la forma de Estado, a las que asistieron decenas de miles de personas. En dichas manifestaciones se pudieron observar numerosas banderas tricolores republicanas. En Cataluña, las manifestaciónes fueron principalmente convocadas por ERC, mediante un llamamiento para apoyar una República catalana independiente; en dichas manifestaciones, sumándose a la tricolor, se observaron banderas catalanas independentistas y pancartas a favor de la secesión de Cataluña. Similar situación se produjo en Galicia, cuyas manifestaciones fueron apoyadas, entre otros mentados, por el BNG y Nós-Unidade Popular, ambos a favor de la autodeterminación de Galicia; observándose banderas gallegas independentistas y consignas a favor de una República gallega independiente. El sábado 7 de junio, se impulsaron nuevamente, entre otros, por plataformas y partidos ya mencionados, manifestaciones en más de ciudades españolas, reiterando la demanda anterior. La presencia en esta convocatoria fue bastante menor que la que precedió el día 2. La participación, en ambas manifestaciones, fue muy inferior al de otras convocatorias a favor de la república desde la restauración de la monarquía.

El 18 de junio se puso fin a un reinado 39 años de duración. El acto protocolario de abdicación fue en el Salón de Columnas del Palacio Real el Rey acompañado de la mayor parte de la familia real así como de los máximos responsables políticos y económicos de país.


2 Apoyo popular

Según sondeos de opinión, el rey ha gozado durante la mayor parte de su reinado de un nivel de popularidad muy elevado en España y en Iberoamérica, donde llegó a ser considerado el líder más popular en 2008. Su figura, considerada una garantía de orden y estabilidad, siempre gozó de un elevado apoyo popular, incluso durante los primeros años de la crisis económica iniciada en 2008, mientras se producía un profundo desencanto ciudadano hacia el resto de instituciones del Estado.

Sin embargo, esta tendencia sufrió el primer cambio drástico en abril de 2012, tras una cacería llevada a cabo en Botsuana durante los peores momentos de la crisis económica. En aquel momento, el apoyo de la población, que se encontraba en el 74%, cayó hasta el 52%. A pesar de que el porcentaje de aprobación creció lentamente y se situó en diciembre del mismo año en el 58%, en 2013 este porcentaje se desplomó. En abril, por primera vez, y pese a seguir siendo la figura del sistema político español con mejor valoración —por encima de los Ayuntamientos, el Parlamento, el Gobierno, los partidos políticos y los representantes políticos—, la mayoría de la población (un 53%) desaprobaba la forma en que el rey desempeñaba sus funciones.


Críticas

Algunas ONG y movimientos sociales sostuvieron que, en sus visitas a Marruecos, el rey actuaba como intermediario del Gobierno español en la venta de armas a este país. Armas que habrían sido utilizadas para reprimir al pueblo saharaui. [fuente cuestionable]

Otras críticas se refirieron a la irresponsabilidad penal del monarca, consagrada en la Constitución Española, que lo hacían inimputable por cualquier delito que pudiera cometer. Además, diversos autores han señalado el tabú existente en los medios de comunicación españoles en torno a la figura del Rey. También ha sido criticado en algunos sectores su papel en el 23-F, el fallido golpe de Estado que tuvo lugar en 1981. Del mismo modo, algunos autores consideraron inadecuado el ¿Por qué no te callas? que el rey espetó al presidente venezolano Hugo Chávez en la XVII Cumbre Iberoamericana.


3 Vida privada y familiar

Descendencia

El 14 de mayo de 1962 se casó en Atenas con la princesa Sofía de Grecia y Dinamarca, con la que ha tenido tres hijos:

  • La infanta Elena, duquesa de Lugo (1963), casada con Jaime de Marichalar en 1995, del que se divorció en 2010.
        - Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón (1998)
        - Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón (2000)
  • La infanta Cristina, duquesa de Palma de Mallorca (1965), casada con Iñaki Urdangarin en 1997.
        - Juan Valentín Urdangarin y de Borbón (1999)
        - Pablo Nicolás Urdangarin y de Borbón (2000)
        - Miguel Urdangarin y de Borbón (2002)
        - Irene Urdangarin y de Borbón (2005)
  • El príncipe de Asturias, Felipe (1968), casado con Letizia Ortiz en (2004)
        - Leonor de Borbón Ortiz (2005)
        - Sofía de Borbón Ortiz (2007)

Vida privada

A raíz de la polémica surgida por la cacería del rey en Botsuana en abril de 2012, se apuntó, desde determinados ámbitos periodísticos, que los reyes harían vidas separadas, extremo que no ha sido confirmado por la Casa del Rey. La prensa española, periódicos extranjeros como Bild, La Stampa y Middle East Times International así como la periodista Pilar Eyre en su libro La soledad de la reina y el ex director del periódico ABC, José Antonio Zarzalejos, señalaron también una posible relación sentimental de varios años del rey con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, hechos que fueron negados por esta última.

La residencia oficial de la Familia Real es el Palacio Real de Madrid, pero se reserva para las ceremonias oficiales. Los reyes residen en el Palacio de La Zarzuela y la familia del príncipe Felipe reside también dentro del recinto de la Zarzuela, en una construcción reciente llamada Pabellón del Príncipe. La infanta Elena vive en una residencia privada en Madrid y Cristina reside en Ginebra desde el verano de 2013.

En la época estival, la Familia Real reside en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, pero para las ceremonias oficiales se reserva el Palacio Real de La Almudaina.


Aficiones

El rey Juan Carlos participó como regatista en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 compitiendo en la clase Dragon con su embarcación "Fortuna". Sus dos tripulantes fueron Félix Gancedo y Gonzalo Fernández de Córdoba. Posteriormente formó parte del equipo Bribón.

También es radioaficionado (su indicativo es EA0JC), y aficionado al esquí y a la caza. Esta afición ha suscitado distintas polémicas, además de la desatada a raíz de su viaje a Botsuana en 2012. Así, el 8 de octubre de 2004 participó en una cacería de osos en Rumanía. En 2006, distintos medios de Rusia lo acusaron de haber cazado a un oso drogado, lo que llevó a la apertura de una investigación por parte de las autoridades rusas. Este hecho fue desmentido por la Casa del Rey. A raíz de esas polémicas, el 21 de julio de 2012 la sección española del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) decidió suprimir el cargo de Presidente de Honor de sus estatutos, cargo que ostentaba el Rey desde la fundación de la organización.

Fue ganador del Premio Carlomagno en 1982 y del Premio Simón Bolívar en 1983, y ha recibido doctorados honoris causa en universidades como las de Bolonia (1988), Oxford (1986), Cambrigde (1988), Harvard (1983) o La Sorbona (1985).


Fortuna personal

En septiembre de 2012 el diario The New York Times publicó un artículo titulado «Un Rey escarmentado que busca la redención, para España y su Monarquía». En el texto, difundido cinco días después de que el monarca visitara al periódico para explicar la situación española y mejorar la imagen del país, se indicaba, entre otros datos, que «la fortuna de la Familia Real española ha sido estimada en hasta 2.300 millones de dólares [casi 1.800 millones de euros]». Fuentes del diario neoyorquino indicaron posteriormente que el cálculo no había sido producto de una investigación propia, sino que se basaba en un promedio de cifras ya publicadas.

Las únicas publicaciones que, hasta esa fecha, habían incluido una cifra para la fortuna del rey de España, habían sido la revistas Eurobusiness (2000 y 2002) y Forbes (2003). Precisamente, esta última justificó la inclusión del monarca español en sus listas de 2003 por el dato que un año antes había publicado Eurobusiness. Eurobusiness fue la primera en hablar de 1.790 millones de euros en la lista que publicó en 2002 con las 400 personas más ricas de Europa. Aunque en el suplemento anterior, publicado en el año 2000, el rey ya había aparecido con una fortuna estimada en unos 1.681 millones, el dato pasó desapercibido y las reacciones no llegaron hasta que se publicó el número del año 2002.

En aquella ocasión el Gobierno y la Casa del Rey sí tuvieron conocimiento de la información y reaccionaron desmintiéndola. El embajador español en Reino Unido, país en el que se editaba la revista, envió una carta al director de la misma en la que le transmitía «el estupor de la Casa de Su Majestad el Rey de España» y calificaba de «disparatada» la estimación de Eurobusiness, a lo que añadía la posible explicación al «erróneo» cálculo de la revista.

Sobre la cuestión de si los bienes inmuebles de Patrimonio Nacional fueron incluidos en la estimación de la fortuna, el artículo de The New York Times sentencia: «una suma [los 2.300 millones de dólares] que sus defensores afirman que fue inflada por la inclusión de propiedades del gobierno».

La prensa generalista española que analizó la información sobre la supuesta fortuna, coincidió con el dictamen del Gobierno, calificando el dato de «exorbitante» e «inverosímil», de «cálculo incorrecto», «cifra equivocada» e inflada o de «chocante».


4 Salud

Ha tenido que someterse a varias intervenciones quirúrgicas en las últimas décadas. La noche del 21 al 22 de junio de 1981 tuvo que ser operado de urgencia como consecuencia de un golpe contra una puerta de cristal cuando se disponía a bañarse en la piscina del La Zarzuela, que le produjo un corte en el nervio radial. El 3 de enero de 1983 sufrió una fisura en la pelvis mientras esquiaba en Gstaad (Suiza), por la que hubo de estar tres meses de baja. El 19 de julio de 1985 tuvo que ser intervenido nuevamente para extirparle una fibrosis consecuencia de aquel accidente de esquí. El 28 de diciembre de 1991 padeció un nuevo accidente de esquí en Baqueira Beret, tras el que hubo de ser operado de la rodilla, lo que le llevó a estar cuatro meses de baja.

El 8 de mayo de 2010 le fue extraído un tumor benigno del pulmón en Barnaclínic, entidad sanitaria privada vinculada al Hospital Clínic de Barcelona. El 14 de abril de 2012 tuvo que ser operado de urgencia de la cadera en el Hospital Quirón San José de Madrid, después de una rotura acaecida durante una cacería de elefantes a la que había sido invitado en Botsuana. El 23 de noviembre de 2012, el rey es intervenido de nuevo en el Hospital Quirón San José de Madrid, en esta ocasión para implantarle una prótesis en la articulación de la cadera izquierda.

El 3 de marzo de 2013, el monarca es intervenido quirúrgicamente en la Clínica La Milagrosa de Madrid, en este caso de discopatías y de estenosis de canal lumbar. El 24 de septiembre de 2013, el rey es operado de su cadera izquierda en el Hospital Universitario Quirón de Pozuelo de Alarcón, Madrid. La intervención quirúrgica estuvo dirigida por el doctor Miguel Cabanela. El 21 de noviembre de 2013, el monarca es operado de nuevo de su cadera izquierda, para sustituir la prótesis provisional implantada en la anterior intervención por una definitiva. La intervención se realiza también en el Hospital Universitario Quirón de Pozuelo de Alarcón, Madrid.




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Alfonso XIII de Borbón / Alfonso XIII de España
« en: 18-Jun-2014, 15:40  »



Alfonso XIII de España



Alfonso XIII de Borbón y Habsburgo-Lorena, llamado el Africano (Madrid, 17 de mayo de 1886 – Roma, 28 de febrero de 1941), fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931. Asumió el poder a los 16 años de edad, el 17 de mayo de 1902.

    Bajo Alfonso XIII, España llega a ser nación industrial, alcanza el mayor nivel de población desde época romana, retorna a adornar el mundo de la cultura, que casi había abandonado desde que con tanto esplendor brilló en el siglo XVI, vuelve a plena participación en la política internacional durante la guerra europea y al abrirse la cuestión de Marruecos; reconquista espiritualmente la América que había descubierto, poblado, civilizado y perdido, y, por último, ve grandes problemas sociales y nacionales surgir en su vida interior y estimular su pensamiento político.
España. Ensayo de historia contemporánea.

Sin embargo, España sufría cuatro problemas de suma importancia que darían al traste con la monarquía liberal: la falta de una verdadera representatividad política de amplios grupos sociales; la pésima situación de las clases populares, en especial las campesinas; los problemas derivados de la guerra del Rif; y el nacionalismo catalán, espoleado por la poderosa burguesía barcelonesa.

(...) Las luchas políticas no tienen otra importancia que la de ser una lucha de opiniones, pero por encima de ellas hay un sentimiento mucho más puro, que es el del amor a la Patria (...).
Discurso en Barcelona 28 junio 1920.

Esta turbulencia política y social, iniciada con el desastre del 98 impidió que los partidos turnistas lograran implantar una verdadera democracia liberal, lo que condujo al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, aceptada por el monarca. Con el fracaso político de ésta, el monarca impulsó una vuelta a la normalidad democrática con intención de regenerar el régimen. No obstante, fue abandonado por toda la clase política, que se sintió traicionada por el apoyo del rey a la dictadura de Primo de Rivera.

Abandonó España voluntariamente tras las elecciones municipales de abril de 1931, que fueron tomadas como un plebiscito entre monarquía o república. Enterrado en Roma, sus restos no fueron trasladados hasta 1980 al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial.


1 Vida y reinado

Hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, fue bautizado Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena. Su madre ejerció la regencia durante su minoría de edad, entre 1885 y 1902. Al final de la Regencia y poco antes de comenzar su reinado propiamente dicho, España, tras la intervención de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial, perdió sus últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, durante el conocido como Desastre del 98.

Ya en el siglo XX, las aventuras coloniales comenzaron nuevamente en la zona norte de Marruecos, que había sido adjudicada a España en los repartos internacionales, lo que conduciría a la sangría de la Guerra del Rif. En 1902, al cumplir los 16 años, Alfonso XIII, popularmente apodado en Cataluña "en Cametes" (el Piernecitas, porque las tenía muy delgadas), fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado. Durante su reinado visitó todas las provincias españolas y realizó numerosas visitas al extranjero. Entre los primeros países en los que fue recibido se encontraban Alemania, Reino Unido y Francia. Durante esta visita, Alfonso XIII y el presidente de la República, Émile Loubet, fueron objeto de un atentado en las calles de París, del que salieron ilesos.

El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (1887–1969), hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido. Victoria Eugenia era sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria I del Reino Unido. El tratado matrimonial se firmó por duplicado en Londres, el 7 de mayo de 1906.

Ena, como se la conocía, Alteza Serenísima por nacimiento, fue elevada al rango de Alteza Real un mes antes de su matrimonio, para evitar que la unión fuese considerada desigual o morganático.

Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88 de la calle Mayor de Madrid, del que lograron salir ilesos milagrosamente. Como consecuencia de la explosión murieron tres oficiales y cinco soldados del séquito real, tres personas más en los balcones e hiriendo a más de 14 personas que contemplaban el paso del cortejo.

España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona y se conoció como la Semana Trágica. Uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento de la población con la Guerra de Marruecos: en ese año se había recrudecido el conflicto marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales.

En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar de Melilla (el desastre de Annual). El impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició una investigación de lo sucedido (con el expediente Picasso) en el que, al parecer, quedaban involucrados en graves responsabilidades cargos elevados de la administración, pero dicho informe nunca vio la luz. Algunas voces extendieron las responsabilidades por el desastre de Annual al monarca, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre.

En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que fue respaldado por Alfonso XIII al encargarle la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que éste sirvió de instrumento para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición comprometida.

Primo de Rivera formó un gobierno al que denominó directorio, que estuvo compuesto en un primer momento exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil). Durante la Dictadura se puso fin a la Guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió la conquista española definitiva del Rif en 1927.

En 1929 se celebraron la Exposición Universal en Barcelona y la Iberoamericana en Sevilla, pero la oposición creciente que generó el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería (se oponía a la reforma que pretendía el dictador de su sistema de ascensos), hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional. Este nuevo periodo se conoció enseguida como «la Dictablanda», por contraste con la dictadura anterior.

Tras la caída del dictador —que falleció semanas después—, aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y en Jaca (éste último encabezado por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, que fueron fusilados tras un consejo de guerra).

En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en las elecciones mencionadas la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, con el fin de evitar una guerra civil:

[...] Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.
Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931

Renunciaba a la Jefatura del Estado, pero sin una abdicación formal:

[...] No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 19316

En la noche del 14 al 15 partió de Madrid hacia Cartagena al volante de su automóvil Duesenberg y desde allí zarpó para Marsella en un buque de la Armada Española para trasladarse después a París. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente. El rey al abandonar España pronunció sus más famosas palabras:

[...] espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz.

Por una Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII. Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por Francisco Franco.

Al comenzar la Guerra Civil Española, apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora». La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada. Como consecuencia de sus éxitos en Marruecos conoció a Franco, quien poco a poco se convirtió en favorito real; en enero de 1923 el rey le concedió la medalla militar, así como el cargo honorífico de gentilhombre de cámara, por lo que el padrino de su boda fue Alfonso XIII (representado por el gobernador civil de Oviedo, el general Losada). Franco discutió personalmente con el rey la posible retirada de Marruecos. En marzo de 1925, durante una visita allí, el general Primo de Rivera entregó a Franco una carta del rey junto con una medalla religiosa de oro; la carta terminaba así: «Ya sabes lo mucho que te quiere y te aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII». Por real decreto (4 de enero de 1928) lo nombró director de la recién creada Academia General Militar. Franco votó a favor de la candidatura monárquica en Zaragoza. El 4 de abril de 1937 Franco escribió una carta despectiva a Alfonso XIII: el rey, que acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, le había escrito expresando su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía; Franco dejó claro que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus errores pasados. Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».

Durante su exilio residió en diversos lugares, aunque los últimos años de su vida los pasó en Roma. Tras la muerte de Alfonso Carlos de Borbón, duque de San Jaime, pretendiente carlista bajo el nombre de Alfonso Carlos I, en 1936 recibió los posibles derechos del carlismo y del legitimismo francés con el nombre de Alfonso XIII de España y Alfonso I de Francia y Navarra.

El 15 de enero de 1941 renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan (sus dos hijos mayores se habían apartado de la sucesión). Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho. Estuvo enterrado en la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles de la capital italiana hasta que, el 19 de enero de 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón Real del Monasterio de El Escorial por orden de su nieto, el rey Juan Carlos I.

Por su parte, su hijo Juan, conde de Barcelona, renunció a sus derechos al trono en 1977, en favor de su hijo Juan Carlos, que había sido nombrado rey en 1975, a la muerte del general Franco, en virtud de la ley de sucesión a la jefatura del estado de 1947. Con la renuncia a sus derechos por parte del conde de Barcelona se recuperó la legitimidad dinástica de la monarquía histórica, tal como recoge el artículo 57 de la Constitución española de 1978.

Durante su reinado otorgó entre títulos de España e Indias: 379 títulos nobiliarios de los cuales 83 obtuvieron Grandeza de España.


2 La Oficina pro-cautivos

Quedan para la historia las acciones que durante la I Guerra Mundial organizó como monarca de un país neutral, entre ellas la Oficina pro-cautivos, posiblemente la primera acción humanitaria gubernamental registrada en la historia, con el fin de intentar conseguir respuestas a los familiares que no sabían nada de sus parientes militares o civiles en zona de guerra.

El monarca fundó este organismo de una forma independiente del gobierno, para no comprometer su neutralidad. Así, con fondos propios de un millón de pesetas, estableció en el Palacio Real una secretaría donde llegaban las solicitudes de información e intervención para con los prisioneros de ambos bandos; cosa que fue posible gracias a los buenos contactos y relaciones del rey con los diversos países contendientes. Se sirvió de las embajadas para conseguir información de los presos y permitió poner en contacto a prisioneros de guerra de ambos bandos con sus familias. Salvó así a aproximadamente 70.000 civiles y 21.000 soldados, e intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra, llevando a cabo 4.000 visitas de inspección a campos de prisioneros. Intervino también a favor de que en la guerra submarina no se atacara a los buques hospitales, proponiendo instaurar una inspección neutral de militares españoles de estos barcos en la salida del puerto y la entrada. Consiguió con la aceptación de esta solicitud que ambas partes en conflicto no volvieran a repetir la trágica acción de torpedear buques con la bandera hospitalaria, como había sucedido en el pasado. La oficina tenía un volumen tal de peticiones que los voluntarios que trabajaban en la organización no descansaban ni en días festivos.

Además, de estas acciones, es destacable su intento de liberar y llevar a España a la Familia Imperial Rusa; sin embargo, la Revolución bolchevique frustró estos planes. Este hecho causó al rey una profunda tristeza.


3 Semblanza

Por contraste con su imagen pública, en privado, Alfonso XIII era un hombre de talante liberal, carente de cualquier tipo de puritanismo y con un sentido de la moral bastante abierto comparado al de su propio tiempo: según el investigador Román Gubern el rey fue un gran aficionado al erotismo en general y al cine pornográfico en particular (ver Cine pornográfico en España); debido a ello habría producido, en el Barrio Chino de Barcelona, durante los años, empleando al conde de Romanones como intermediario, una serie de películas de alta calidad, las primeras de tal nivel en este género realizadas en España. Recientemente la Generalidad Valenciana ha restaurado algunos de esos cortometrajes: El confesor, El ministro y Consultorio de señoras, encargados los tres por Romanones a los hermanos Ricardo y Ramón Baños, dueños de la productora barcelonesa Royal Films. El archivo fotográfico del Cronista real Francisco de Goñi Soler se encuentra conservado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, donde se pueden contemplar las mejores imágenes de la vida familiar y oficial del monarca.

Fue un hombre sabedor de la importancia de la educación y la investigación, apasionado del motor y la ingeniería. Donó a la Universidad y al Estado unos terrenos de su propiedad en Moncloa, para que se construyera la Ciudad Universitaria. Desde donde se formarían los nuevos titulados que llevarían a España a la carrera científica que por aquel entonces se estaba llevando, previa a la Gran Guerra.


4 Matrimonio e hijos

La pareja real tuvo siete hijos:

    - Alfonso (Alfonso Pío Cristino Eduardo) (1907–1938), príncipe de Asturias nació hemofílico y renunció a sus derechos al trono en 1933, dos años después de la proclamación de la Segunda República Española, para poder así contraer matrimonio con Edelmira Sampedro y Robato, cubana de origen español que no pertenecía a ninguna familia real. Ostentó el título conde de Covadonga desde entonces y hasta su muerte prematura. Volvió a casarse una segunda vez, con Marta Esther Rocafort y Altuzarra, aunque no tuvo descendencia de ninguno de estos matrimonios.

    - Jaime (Jaime Leopoldo Isabelino Enrique) (1908–1975), infante de España, era sordo de nacimiento; renunció bajo presión paterna a sus derechos al trono en 1933, cuando recibió el título duque de Segovia. Heredó de su padre los derechos dinásticos al trono de Francia (1941-1975) y fue conocido como Duque de Anjou para los monárquicos franceses. Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Emanuela de Dampierre. Tuvo descendencia de este matrimonio. Tras su divorcio, volvió a casarse, con Charlotte Luise Auguste Tiedemann. No tuvo hijos con su segunda mujer.

    - Beatriz (Beatriz Isabel Federica Alfonsa Eugenia) (1909–2002), infanta de España; se convirtió en princesa de Civitella Cesi por su matrimonio con Alessandro Torlonia. Fue la abuela materna de Alessandro Lecquio.

    - Fernando nacido muerto en 1910.

    - María Cristina (María Cristina Teresa Alejandra) (1911–1996), infanta de España; contrajo matrimonio con Enrico Eugenio Antonio Marone Cinzano (conde Marone-Cinzano); con descendencia.

    - Juan (Juan Carlos Teresa Silvestre Alfonso) (1913–1993), infante de España y conde de Barcelona, pretendiente al trono desde la muerte de su padre en 1941 (teniendo en cuenta sendas renuncias dinásticas de sus hermanos mayores) hasta 1977, cuando cedió sus derechos a su hijo Juan Carlos (que era rey de España de forma efectiva desde 1975); don Juan contrajo matrimonio con su prima, la princesa María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias (1910-2000). Fueron padres de cuatro hijos: Juan Carlos, rey de España, y los infantes Pilar (nacida en 1936), Margarita (nacida en 1939) y Alfonso (1941-1956).

    - Gonzalo (Gonzalo Manuel María Bernardo) (1914–1934), infante de España, nacido hemofílico. Falleció sin descendencia.


El rey tuvo también cinco hijos extramatrimoniales:

     - Con la aristócrata francesa Mélanie de Gaufridy de Dortan tuvo a Roger Leveque de Vilmorin (1905–1980).

     - Con la actriz española Carmen Ruiz Moragas Alfonso XIII tuvo dos hijos más, a los que nunca reconoció oficialmente: María Teresa Ruiz Moragas (1925-1965), y su hermano, Leandro Alfonso Ruiz Moragas (nacido en 1929), autorizado por la justicia española a usar el apellido Borbón, el 21 de mayo de 2003 como Leandro Alfonso de Borbón Ruiz.

      - Alfonso XIII tuvo también dos hijas habidas de dos de las institutrices de sus hijos: la primera, cuyo nombre se desconoce, fue abandonada en un convento madrileño, y la segunda, Juana Alfonsa Milán y Quiñoñes de León (primer apellido adoptado por ser su padre duque de Milán y segundo por el embajador de España en Francia) (1916-2005), habida de Beatrice Noon, nanny irlandesa traída expresamente a España por su suegra, la princesa Beatriz del Reino Unido.




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Alfonso XII de Borbón / Alfonso XII de España
« en: 18-Jun-2014, 15:18  »



Alfonso XII de España



Alfonso XII de Borbón, llamado el Pacificador (Madrid, 28 de noviembre de 1857-El Pardo, 25 de noviembre de 1885), fue rey de España entre 1874 y 1885; era hijo de la reina Isabel II de España y de su marido, Francisco de Asís de Borbón. Nacido Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón. Reinó tras la Restauración borbónica, hasta su muerte prematura a los 27 años, víctima de la tuberculosis. Fue sucedido en el trono por su hijo póstumo, Alfonso XIII de España, cuya minoría de edad estuvo encabezada por la regencia de su madre, la reina viuda, María Cristina de Austria.


1 Biografía

Primeros años

Alfonso nació en el Palacio Real de Madrid el 28 de noviembre de 1857. En Madrid y en la corte circuló el rumor de que su verdadero padre no era el rey consorte, sino un capitán de ingenieros llamado Enrique Puigmoltó (el hecho coincidía con la conocida "promiscuidad" de la reina y la aparente homosexualidad del rey –manifestada a través de su evidente amaneramiento–). La paternidad de Puigmoltó es aceptada como cierta por algunos historiadores. Popularmente tenía el sobrenombre de "Puigmoltejo" debido a la supuesta paternidad de Enrique Puigmoltó sobre Alfonso.

Alfonso, que recibió el título de príncipe de Asturias tras su nacimiento, tenía cuatro hermanas: la infanta Isabel, condesa de Girgenti (1851-1931), la infanta María del Pilar (1861-1879), la infanta María de la Paz, princesa de Baviera (1862-1946) y la infanta María Eulalia, duquesa de Galliera (1864-1958).

Entre los preceptores del joven príncipe Alfonso se hallaban José Isidro Osorio y Silva-Bazán y el arzobispo de Burgos, este último elegido por la propia reina Isabel tras consultar con el papa Pío IX.


Derrocamiento de la monarquía isabelina y educación

En 1868, siendo aún un niño, su madre fue destronada por la Revolución de 1868 (conocida como La Gloriosa), obligando a la Familia Real a partir hacia el exilio; los reyes se instalaron por separado en París. La salida a Europa del joven príncipe supuso una experiencia inestimable, al encontrarse así con otros sistemas políticos como el francés, el austríaco o el británico. De hecho, Alfonso fue el primer príncipe de Asturias que se formó en centros educativos y militares extranjeros.

El primero de ellos fue el colegio Stanislas, en París. El 29 de septiembre de 1869, la familia se trasladó transitoriamente a Ginebra, donde además de recibir clases particulares, el príncipe Alfonso acudió a la Academia Pública de la ciudad cantonal. Como continuación de su educación se eligió la Real e Imperial Academia Teresiana de Viena. Por último asistió a la Academia militar de Sandhurst, en Inglaterra. En este país el futuro rey conoció de primera mano el constitucionalismo inglés.

De la correspondencia de Alfonso con su madre la Reina durante todas sus estancias en los distintos colegios y academias, se pone de manifiesto la relativa estrechez económica en que se movía la Familia Real en esos años.

El 25 de junio de 1870, su madre, Isabel II, abdicó sus derechos dinásticos, en un documento firmado en París, en favor de su hijo Alfonso, que pasaba así a ser considerado por los monárquicos como el legítimo rey de España.

Mientras tanto, en España se sucedían distintas formas de gobierno: el Gobierno Provisional (1868-1870), la monarquía democrática de Amadeo I (1870-1873) y la I República (1873-1874). Ésta fue liquidada en el mes de enero por el golpe de estado del general Pavía, y se abrió un segundo período de gobiernos provisionales. Durante esta etapa histórica (el Sexenio Democrático), la causa alfonsina estuvo representada en las Cortes por Antonio Cánovas del Castillo.


Acceso a la corona

El 1 de diciembre de 1874, Alfonso hizo público el Manifiesto de Sandhurst, presentándose a los españoles como un príncipe católico, español, constitucionalista, liberal, y deseoso de servir a la nación.

El 29 de diciembre de 1874 se produjo la restauración de la monarquía al pronunciarse el general segoviano Martínez-Campos en Sagunto (Valencia) a favor del acceso al trono del príncipe Alfonso. En aquel momento, el Jefe del Estado era el general Serrano. El Jefe del Gobierno era Sagasta. En enero de 1875 llegó a España y fue proclamado rey ante las Cortes Españolas.

Su reinado consistió principalmente en consolidar la monarquía y la estabilidad institucional, reparando los daños que las luchas internas de los años del llamado Sexenio Revolucionario habían dejado tras de sí, ganándose el apodo de «el Pacificador». Se aprobó la nueva Constitución de 1876 y durante ese mismo año finalizó la guerra carlista, dirigida por el pretendiente Carlos VII (el propio monarca hizo acto de presencia y acudió al campo de batalla para presenciar su final). Los fueros vascos y navarros fueron reducidos y se logró que cesaran, de forma transitoria, las hostilidades en Cuba con la firma de la Paz de Zanjón.

Alfonso XII realizó en el año 1883 una visita oficial a Bélgica, Austria, Alemania y Francia. En Alemania aceptó el nombramiento como coronel honorario de un regimiento de la guarnición de Alsacia, territorio conquistado por los alemanes y cuya soberanía reclamaba Francia. Este hecho dio lugar a un recibimiento hostil al monarca español por parte del pueblo de París durante su visita oficial a ese país.

Alemania trató de ocupar las islas Carolinas, en aquel momento bajo dominio español, provocando un incidente entre los dos países que se saldó a favor de España con la firma de un acuerdo hispanoalemán en 1885.

Ese mismo año se desató una epidemia de cólera en Valencia que se fue extendiendo hacia el interior del país. Cuando la enfermedad llegó a Aranjuez, el monarca expresó su deseo de visitar a los afectados, a lo que el Gobierno de Cánovas del Castillo se negó por el peligro que ello entrañaba. El rey partió entonces sin previo aviso hacia la ciudad y ordenó que se abriera el Palacio Real para alojar a las tropas de la guarnición. Una vez allí, consoló a los enfermos y les repartió ayudas. Cuando el Gobierno conoció el viaje del soberano, envió al Ministro de Gracia y Justicia, al Capitán General y al Gobernador Civil para que le llevasen de vuelta a Madrid. Cuando llegó, el pueblo, enterado del gesto del rey, le recibió con vítores y, retirando a los caballos, condujo al carruaje hasta el Palacio Real.

Poco tiempo después, el 25 de noviembre, Alfonso XII murió de tuberculosis en el Palacio de El Pardo, en Madrid.


Matrimonios e hijos

Alfonso XII se casó dos veces; con su prima María de las Mercedes de Orleans, hija de los duques de Montpensier, contrajo matrimonio el 23 de enero de 1878; desgraciadamente, la Reina murió de tifus cinco meses después, y en segundas nupcias el rey se casó con María Cristina de Habsburgo-Lorena (29 de noviembre de 1879), prima segunda del emperador Francisco José I de Austria. Tuvo tres hijos fruto de su segundo matrimonio:

  •     María de las Mercedes (1880-1904), infanta de España y princesa de Asturias.
  •     María Teresa (1882-1912), infanta de España.
  •     Alfonso XIII (1886-1941), rey de España desde su nacimiento, pues éste se produjo después de la muerte de su padre.

Además de su prole legítima, Alfonso XII dejó al menos dos hijos ilegítimos con la contralto Elena Sanz: Alfonso y Fernando

La viuda de Alfonso XII, María Cristina fue regente de España hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso XIII, en 1902.




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Isabel II de Borbón / Isabel II de España
« en: 18-Jun-2014, 11:07  »


Isabel II de España


Isabel II de Borbón, llamada la de los Tristes Destinos (Madrid, 10 de octubre de 1830-Palacio de Castilla, París, 9 de abril de 1904)1 fue Reina de España entre 1833 y 1868, gracias a la derogación del Reglamento de sucesión de 1713 (comúnmente denominado «Ley Sálica» aunque, técnicamente, no lo fuera) por medio de la Pragmática Sanción de 1830. Esto provocó la insurgencia del infante Carlos María Isidro, tío de Isabel II, quien, apoyado por los grupos absolutistas (los denominados «carlistas») ya había intentado proclamarse rey durante la agonía de su hermano Fernando VII.


1 Biografía

Minoría de edad

La futura Isabel II fue bautizada María Isabel Luisa; era hija del Rey Fernando VII y de su cuarta esposa, su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Su padre había estado casado anteriormente en tres ocasiones, pero ninguna de sus esposas le había dado descendencia que le pudiese suceder; por ello cuando ella nació en 1830, muchos albergaron esperanzas en la joven infanta. Para favorecer su posición, en detrimento de su hermano (el infante Carlos María Isidro de Borbón), Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción de 1830. Esta Ley se limitó a publicar el texto aprobado por las Cortes en 1789, conocido como la Pragmática Sanción de 1789, y que, restaurando el sistema de sucesión tradicional en España, permitía a Isabel sucederle tras su fallecimiento, si el soberano fallecía sin hijos varones (Isabel tenía una hermana, la infanta Luisa Fernanda, nacida en 1832). Isabel II ascendió al trono de España el 29 de septiembre de 1833 tras la muerte de su padre, sin haber cumplido todavía los tres años de edad, motivo por el cual fue necesario nombrar a su madre regente del reino.

Su nacimiento y posterior ascensión al trono provocó el inicio de un largo conflicto dinástico, pues su tío, el infante Carlos María Isidro de Borbón, hasta entonces primero en la sucesión a la corona, no aceptó que Isabel fuese nombrada Princesa de Asturias y luego Reina de España. Su oposición a la Pragmática Sanción forzó a Fernando VII a exiliarlo al extranjero. La división entre isabelinos y carlistas acabó provocando la Primera Guerra Carlista.

Durante los primeros años de su reinado, mientras Isabel era una niña, la regencia fue asumida por su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias; su regencia duraría hasta 1840 y coincidiría con Primera Guerra Carlista (1833-1840). Desde el 17 de octubre de 1840 hasta el 23 de julio de 1843 la regencia fue asumida por el general Baldomero Espartero, que finalmente también fue obligado a abandonar el cargo. Con el propósito de evitar una tercera regencia, quedó decidido adelantar la mayoría de edad de la reina de los 16 a los 13 años, por lo que en 1843, con sólo trece años, Isabel fue declarada mayor de edad.


Matrimonio y descendencia

Cuando Isabel II contaba 16 años, el Gobierno arregló un matrimonio con su primo, el infante don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz. Los cónyuges eran primos carnales por vía doble, pues el padre de él, el infante Francisco de Paula, era hermano de Fernando VII, mientras que su madre, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, era hermana de la regente María Cristina. El matrimonio hizo aguas muy pronto, y nunca sería feliz.

La boda de la Reina fue una cuestión de importancia nacional e internacional, ya que los diferentes países europeos maniobraron para que la nacionalidad del nuevo Rey no perjudicase sus alianzas e intereses. Hubo numerosos candidatos rechazados en su mayoría por diferentes grupos de presión. Así los carlistas moderados propusieron a Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, hijo de Carlos María Isidro, que había abdicado para facilitar el enlace. Montemolín fue rápidamente descartado por los liberales. El general Narváez propuso a Francisco de Paula de las Dos Sicilias, conde de Trápani, al que vetaron los progresistas, que preferían al infante Enrique, duque de Sevilla. María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, madre de la reina, propuso a Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, pariente de la reina Victoria, y Luis Felipe de Francia apoyó las candidaturas de cualquiera de sus hijos Enrique de Orleans, duque de Aumale o Antonio, duque de Montpensier, que acabó casandose con la infanta Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II.

Rápidamente Francia e Inglaterra, en la Conferencia de Eu, renunciaron a sus candidatos y exigieron a Isabel II que se casase con un Borbón. Finalmente se optó por Francisco de Asís de Borbón, que era tenido por ser un hombre apocado y de poco carácter, que no iba a interferir en política.

La boda se celebró en Madrid el 10 de octubre de 1846, el mismo día que Isabel cumplía 16 años. Fue una boda doble, pues al mismo tiempo su hermana, la infanta Luisa Fernanda de Borbón, contrajo matrimonio con el príncipe Antonio de Orleans, Duque de Montpensier e hijo menor de Luis Felipe I de Francia.

Tal y como relató posteriormente al embajador Fernando León y Castillo durante su exilio parisino, Isabel II no se llevaba bien con su primo y marido Francisco, cuya homosexualidad ha sido afirmada por algunos autores. La misma Reina parece haber comentado en una ocasión sobre su propia noche de bodas: «¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?». Por encima de tales anécdotas, la historiografía (Pabón) o escritores próximos a los hechos (Baroja) refieren que el Rey consorte era padre de varios hijos ilegítimos y que se le conocían diversas amantes[cita requerida].

Oficialmente, Isabel II y Francisco de Asís fueron padres en once ocasiones, aunque varios embarazos acabaron en abortos o los neonatos fallecieron al cabo de muy poco tiempo. Alfonso de Borbón tras la muerte prematura de sus hermanos varones sería el príncipe de Asturias (1857-1885), después rey Alfonso XII.


Reinado

Isabel II reinó durante un período de transición en España en el que la monarquía cedió más poder político al parlamento, pero puso continuas trabas a la participación de los ciudadanos en asuntos de gobierno. En el terreno de la lucha por las libertades democráticas su reinado fue un fracaso; también se falsearon las instituciones y se propagó la corrupción electoral. Ningún partido que hubiera organizado unas elecciones las perdió en ese periodo. Si hubo cambios fue por la interferencia de una casta militar que cambiaba gobiernos a base de pronunciamientos o golpes de estado de uno u otro signo.

Fácilmente manipulada por sus ministros y por la «camarilla» religiosa de la corte (compuesta principalmente por el padre Claret, su confesor, el padre Fulgencio, confesor de su marido, y sor Patrocinio), la Reina interfería con frecuencia en la política de la nación (en una ocasión llegó a postularse como presidenta del gobierno), lo que la hizo impopular entre los políticos y acabó por causar su final al dar paso a la Revolución de 1868. A ello contribuyeron sobre todo episodios como el de la noche de San Daniel (10 de abril de 1865): en momentos de enorme crisis económica, la reina, cuya generosidad personal estaba fuera de toda polémica, dispuso que se enajenasen bienes del real patrimonio para el socorro de la nación; el líder republicano, Emilio Castelar, en el artículo periodístico titulado El rasgo, declaró que en realidad Isabel II, agobiada por las deudas, se reservaba un 25% del producto de la venta de unos bienes que, en su mayor parte, no eran suyos, sino de la nación; el gobierno ordenó la destitución y expulsión de Castelar como profesor universitario, lo que provocó asimismo la dimisión del rector de la Universidad Central; las manifestaciones estudiantiles en apoyo de los dimitidos culminaron el 10 de abril con la Guardia Civil veterana en la calle: once muertos y 193 heridos, incluyendo ancianos, mujeres y niños transeúntes.

No obstante, durante el reinado de Isabel II, España se modernizó notablemente gracias al tendido de muchas líneas de ferrocarril, siendo la primera en la península la que conectaba Mataró con Barcelona. Sin embargo, la creación de la red ferroviaria sirvió a muchos personajes de la clase dominante para enriquecerse, como la madre de la propia Reina, María Cristina, o el Marqués de Salamanca, un banquero malagueño que no sólo obtuvo con la aquiescencia de la Corona y el Parlamento toda una serie de concesiones (129 millones de subvención en 1853-1854), sino que, al mismo tiempo, vendió al gobierno la línea Madrid-Aranjuez por más de 60 millones y la volvió a recibir de éste en arrendamiento, sin licitación previa, por un millón y medio al año, que nunca llegó a pagar.

La fiebre especuladora tenía poco que ver con la realidad del país. El balance de lo realizado hasta 1856 se reducía a la línea Barcelona-Mataró (1848), la de Madrid-Aranjuez (que al fin y al cabo era un negocio privado del Marqués de Salamanca), la de Gijón-Langreo (un negocio privado del Duque de Riánsares, marido de la Reina María Cristina) y la de Valencia-Játiva. Además, la difícil orografía española obligó a adoptar un ancho de vía distinto al europeo y se abandonó la adecuación de una red de caminos que facilitase el acceso a las estaciones, lo que, sumado a las elevadas tarifas del transporte ferroviario, condujo muy pronto a las pérdidas en el negocio. Se llevaron a cabo también importantes obras hidráulicas como el Canal de Isabel II, impulsado por los ministros Juan Bravo Murillo y Manuel Alonso Martínez.

El 2 de febrero de 1852, el cura Martín Merino y Gómez intentó acabar con la vida de la Reina clavándole un estilete en el costado, cuando ésta se encontraba en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, poco después de haber dado a luz a su hija Isabel. La reina se recuperó en pocos días y el cura fue ejecutado tras un rápido juicio en el que se dictaminó que había actuado en solitario y por iniciativa propia.

Isabel II reabrió las Universidades cerradas por su padre, pero el panorama educativo de su reinado también resultaba desolador: en 1855 había en España 6000 pueblos sin escuela, en 1858 existían sólo 53 institutos de secundaria, con unos 10 000 alumnos (cinco veces menos que en Francia, con la mitad de población), y había sólo 6104 alumnos en las diez universidades españolas (Oviedo y Salamanca tenían 100 en sus cuatro facultades); más de la mitad (3472) estudiaba Derecho. Los equipamientos culturales eran muy pobres: en 1859 había en España 56 bibliotecas públicas, el único punto de acceso al libro de la mayoría de sus habitantes. La de Bilbao disponía sólo de 854 volúmenes impresos; la de Santander, de 610; la de Segovia, de 194; la de Huelva, de 60. Las únicas mejoras que se intentaron en la enseñanza, como las del grupo de docentes formado en torno a Julián Sanz del Río, inspiradas en el krausismo, no fueron toleradas: la reacción neocatólica que supuso el Syllabus del Papa Pío IX llevó al ministro Manuel Orovio Echagüe (1867) a poner trabas a la libertad de cátedra y a exigir manifestaciones de adhesión a la Reina que acabaron con la expulsión de la universidad de esos profesores.

La industrialización se llevó a cabo en un país desarticulado, donde el desarrollo se daba sobre todo en la periferia (Cataluña, Málaga, Sevilla, Valladolid, Béjar, Alcoy, etc.) por obra de grupos de empresarios sin capacidad para influir en la actuación de unos dirigentes que no sólo no los apoyaban, sino que los veían con desconfianza.

En 1834, cuando Isabel II acaba de subir al trono, la Armada Española prácticamente no existía; consistía solamente en tres navíos inútiles, cinco viejas fragatas y veinte unidades auxiliares. En 1820 se propuso construir el primer barco a vapor pero esa resolución no se llevó a la práctica. Será en el reinado de Isabel II donde se pase de la vela a los barcos mecánicos, con motores de vapor o impulse por palas y hélices, en un primer lugar mixtos y luego se abandonaría completamente la vela. El Marqués de Molins, Mariano Roca de Togores y Carrasco, que fue Ministro de Marina en diversas etapas desde 1848 a 1851 y desde 1853 a 1855, promulgó un Plan de Escuadra que no se cumplió en su totalidad pero que contribuyó a mejorar los arsenales y movilizar la conciencia nacional sobre la importancia de una marina poderosa.

En 1860 la Ley de Incremento de las Fuerzas Navales permitió la creación de una pequeña pero moderna Escuadra Blindada de buques de vapor, donde la mayoría tenían casco de madera, y que estaba conformada por ocho fragatas: Tetuán, Almansa, Gerona, Numancia, Vitoria, Zaragoza, Arapiles y Sagunto. Posteriormente se construyeron los primeros cruceros, esta vez todos con casco de hierro, con los nombres de: Fernando el Católico, Sánchez Barcaiztegui y Jorge Juan.

La política exterior del reinado de Isabel II fue especialmente agitada durante el «gobierno largo» de la Unión Liberal (1858-1863). En el Norte de África, se anexionaron territorios marroquíes en la Guerra de África, tales como Ifni y Tetuán.

España desde el siglo XVIII había tenido presencia en las islas de Fernando Poo y Annobón, en el golfo de Guinea. Estas islas, a la postre, habían permanecido abandonadas. Fue en 1843 cuando España toma posesión gubernativa de dichas islas y en 1858 se produce la llegada del primer gobernador español al territorio continental de Guinea Ecuatorial, quedando así establecido un dominio español en el África subsahariana que duraría hasta los años 60 del siglo XX.

En Cochinchina, actual Vietnam, algunos misioneros españoles fueron ejecutados, lo que motivó una respuesta militar contundente de Francia y España, que fue la Expedición franco-española a Cochinchina y que derivó en la conquista de Saigón. España participaría en la guerra con tropas de soldados españoles y filipinos. Sin embargo, en el posterior repartimento del territorio Vietnamita a España solamente le fueron derechos comerciales sobre los puertos de Tulog, Balag y Quang-an, así como una indemnización económica por la participación y la garantía de libertad de culto, aunque el reparto francés fue mucho más jugoso, ya que se reservaron el dominio de tres provincias y fue el comienzo de la consolidación francesa en Indochina.

En 1861 se produce el reanexo de la República Dominicana a España, sin embargo una serie de conflictos bélicos con la guerrilla convirtieron la presencia española en un gasto que se estimó innecesario y en 1865 Isabel II anuló la anexión. En América continental, se llevaron a cabo expediciones a México, Perú y Chile.

En el resto de asuntos, España mantuvo y consolidó su dominio en Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y en Asia en Filipinas, las Islas Carolinas y las Islas Marianas.

Con la «Guerra de África», como se llamó a la respuesta armada a los ataques sufridos por las ciudades españolas de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos, O'Donnell tranquilizó a unos jefes militares inquietos con una abundante cosecha de recompensas (ascensos, condecoraciones, títulos nobiliarios, etc.). El ejército español estaba mal equipado y peor preparado (escasa instrucción, material defectuoso), y fue abastecido con alimentos en mal estado; de los cerca de 8000 muertos españoles en la guerra, unos 5000 fueron víctimas del cólera y otras enfermedades; por último, quienes dirigían las operaciones desconocían el terreno y acumularon los errores, como el de escoger la estación de lluvias y vientos como comienzo del ataque, pese a lo cual la victoria fue para las armas españolas.


Exilio

La Reina de los tristes destinos, como también ha sido llamada, tuvo que hacer frente a la Revolución de 1868 (conocida como La Gloriosa), que la obligó a abandonar España en tren desde San Sebastián donde veraneaba. Isabel II se exilió en Francia, donde recibió el amparo de Napoleón III y Eugenia de Montijo; el 25 de junio de 1870 abdicó en París en favor de su hijo, el futuro Alfonso XII. Mientras tanto, gracias al apoyo de varios grupos en el gobierno, el príncipe Amadeo de Saboya, miembro de la Familia Real italiana, fue elegido para reemplazarla en el trono como Amadeo I de España; Amadeo era hijo de Víctor Manuel II, Rey de Italia desde 1861 y perteneciente a la Casa de Saboya, y de María Adelaida de Austria (bisnieta de Carlos III de España).

Isabel II vivió el resto de su vida en Francia; desde allí fue testigo de la Primera República, del reinado y de la muerte de su hijo Alfonso XII en 1885, de la regencia de su nuera, María Cristina de Habsburgo-Lorena y del inicio del reinado personal de su nieto, Alfonso XIII. Desde que fue derrocada en 1868 dejó de hacer vida en común con su marido, que pasó a vivir a Épinay-sur-Seine, donde falleció en 1902. Isabel II murió en París en 1904 y fue enterrada en el Monasterio de El Escorial frente a los restos de su esposo.




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Carlos IV de Borbón / Carlos IV de España
« en: 18-Jun-2014, 03:54  »


Carlos IV de España


Carlos IV de Borbón, llamado el Cazador (Portici, Nápoles, 11 de noviembre de 1748 – Roma, 20 de enero de 1819) fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia.


1 Acceso al trono

Sucedió a su padre, Carlos III, al morir éste el 14 de diciembre de 1788. Accedió al Trono con una amplia experiencia en los asuntos de Estado, pero se vio superado por la repercusión de los sucesos acaecidos en Francia en 1789 y por su falta de energía personal que hizo que el gobierno estuviese en manos de su esposa María Luisa de Parma y de su valido, Manuel Godoy, de quien se decía era amante de la Reina, aunque hoy en día esas afirmaciones han sido desmentidas por varios historiadores. Estos acontecimientos frustraron las expectativas con las que inició su reinado. A la muerte de Carlos III, el empeoramiento de la economía y el desbarajuste de la administración revelan los límites del reformismo, al tanto que la Revolución francesa pone encima de la mesa una alternativa al Antiguo Régimen.


2 Reinado

Gobierno del conde de Floridablanca

Las primeras decisiones de Carlos IV mostraron unos propósitos reformistas. Confirmó en su puesto como primer Secretario de Estado y del Despacho al conde de Floridablanca, un ilustrado que inició su gestión con medidas como la condonación del retraso de las contribuciones, limitación del precio del pan, restricción de la acumulación de bienes de manos muertas, supresión de vínculos y mayorazgos y el impulso del desarrollo económico. El propio Monarca tomó la iniciativa de derogar la Ley Sálica impuesta por su antecesor Felipe V, medida ratificada por las Cortes de 1789, que no se llegó a promulgar.

El estallido de la Revolución francesa en 1789 cambió radicalmente la política española. Conforme llegan las noticias de Francia, el nerviosismo de la corona crece y acaba por cerrar las Cortes que, controladas por Floridablanca (mantenido en el poder por consejo de su padre), se habían reunido para reconocer al Príncipe de Asturias. El aislamiento parece ser la receta para evitar la propagación de las ideas revolucionarias a España. Floridablanca, ante la gravedad de los hechos dejó en suspenso los Pactos de Familia, estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria y efectuó una fuerte presión diplomática en apoyo a Luis XVI. También puso fin a los proyectos reformistas del reinado anterior y los sustituyó por el conservadurismo y la represión (fundamentalmente a manos de la Inquisición, que detiene a Cabarrús, destierra a Jovellanos y despoja de sus cargos a Campomanes).


Gobierno del conde de Aranda

En 1792, Floridablanca fue sustituido por el conde de Aranda, amigo de Voltaire y de otros revolucionarios franceses, a quien el rey encomienda la difícil papeleta de salvar la vida de su primo el rey Luis XVI en el momento en que tras el fracaso de la fuga de Varennes éste había aceptado la Constitución francesa de 1791.

Sin embargo, la radicalización revolucionaria a partir de 1792 y el destronamiento de Luis XVI —el rey francés fue encarcelado y quedó proclamada la República— precipitó la caída del conde de Aranda y la llegada al poder de Manuel Godoy el 15 de noviembre de 1792.


Primer Gobierno de Manuel Godoy

Manuel Godoy, un guardia de corps, ascendió rápidamente en la corte gracias a la amistad y confianza que le otorgaron los reyes. En pocos años pasó de ser un hidalgo a convertirse en duque de Alcudia y de Sueca, capitán general y, desde finales de 1792, en «ministro universal» de Carlos IV con un enorme poder. De pensamiento ilustrado impulsó medidas reformistas como las disposiciones para favorecer las enseñanzas de las ciencias aplicadas, la protección a las Sociedades Económicas de Amigos del País y la llamada desamortización de Godoy de bienes pertenecientes a hospitales, casas de misericordia y hospicios regentados por comunidades religiosas.

La Revolución francesa condicionó su actuación en la política española. Sus primeras medidas se encaminaron en salvar la vida de Luis XVI, procesado y condenado a muerte. Pese a los esfuerzos de todas las cortes europeas, el monarca francés fue guillotinado en enero de 1793, lo que generalizó una guerra de las potencias europeas contra la Francia revolucionaria conocida como la Guerra de la Convención, en la que España participó y fue derrotada por la Francia republicana, fruto del desastroso abastecimiento, la pésima preparación del ejército y la escasa moral de la tropa frente a los enardecidos sans culottes franceses. Un ejército de 25.000 hombres[cita requerida] dirigido por el general Ricardos entró en el Rosellón y logró algunos éxitos. A partir de 1794 las tropas españolas se vieron forzadas a la retirada. Los franceses ocuparon Figueras, Irún, San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Miranda de Ebro.

Godoy suscribió con Francia la Paz de Basilea en 1795. La República francesa devolvió a España las plazas ocupadas, a cambio del territorio hispano de la isla de La Española —colonia de Santo Domingo—. En agradecimiento el rey Carlos IV le concedió el título de príncipe de la Paz.

En 1796, concluida la fase más radical de la Revolución, Godoy firmó el Tratado de San Ildefonso y España se convirtió en aliada de Francia. Este cambio de postura buscaba el enfrentamiento con Gran Bretaña, principal adversario de la Francia revolucionaria y tradicional enemiga de España con la que disputaba la hegemonía marítima y, concretamente, el comercio con América. La escuadra española sufrió la derrota frente al cabo de San Vicente en 1797, pero Cádiz y Santa Cruz de Tenerife resistieron a los ataques del almirante Nelson. En América los británicos ocuparon la isla de Trinidad, y sufrieron una derrota en Puerto Rico. Ello provocó la caída de Godoy en mayo de 1798.


Gobiernos de Saavedra y Urquijo

Tras ello, dos ilustrados, Francisco de Saavedra y Mariano Luis de Urquijo, se sucedieron al frente del gobierno entre 1798 y 1800.


Segundo gobierno de Manuel Godoy

La llegada al poder de Napoleón en 1799 y su proclamación como Emperador en 1804 alteró las relaciones internacionales y se renovó la alianza con Francia. Napoleón necesitaba, en su lucha contra los británicos, contar con la colaboración de España, sobre todo de su escuadra. Por ello, presionó a Carlos IV para que restituyera su confianza en Godoy. Éste asumió de nuevo el poder en 1800 y firmó el Convenio de Aranjuez de 1801 por el que ponía a disposición de Napoleón la escuadra española, lo que implicaba de nuevo la guerra contra Gran Bretaña.

Godoy declaró en 1801 la guerra a Portugal, principal aliado británico en el continente, antes de que lo hiciera Francia. Este conflicto, conocido como la Guerra de las Naranjas, significó la ocupación de Olivenza por España, que además obtuvo el compromiso de Portugal de impedir el atraque de buques británicos en sus puertos.

En 1805, la derrota de la escuadra franco-española en la batalla de Trafalgar por la Armada británica modificó la situación radicalmente. Frente a la hegemonía de Gran Bretaña en los mares, Napoleón recurrió al bloqueo continental, medida a la que se sumó España. En 1807 fue suscrito en Tratado de Fontainebleau que estableció el reparto de Portugal entre Francia, España y el propio Godoy, y el derecho de paso por España de las tropas francesas encargadas de su ocupación.


Crisis final

Con tal sucesión de guerras se agravó hasta el extremo la crisis de la Hacienda; y los ministros de Carlos IV se mostraron incapaces de solucionarla, pues el temor a la revolución les impedía introducir las necesarias reformas, que hubieran lesionado los intereses de los estamentos privilegiados, alterando el orden tradicional.

La presencia de soldados franceses en territorio español aumentó la oposición hacia Godoy, enfrentado con los sectores más tradicionales por su política reformista y entreguista hacia Napoleón. A finales de 1807 se produjo la Conjura de El Escorial, conspiración encabezada por Fernando, Príncipe de Asturias, que pretendía la sustitución de Godoy y el destronamiento de su propio padre. Pero, frustrado el intento, el propio Fernando delató a sus colaboradores. En marzo de 1808, ante la evidencia de la ocupación francesa, Godoy aconsejó a los reyes que abandonaran España. Pero se produjo el Motín de Aranjuez, levantamiento popular contra los reyes aprovechando su presencia en el palacio de Aranjuez. Godoy fue hecho preso por los amotinados. Carlos IV, ante el cariz de los acontecimientos, abdicó en su hijo Fernando VII.

Napoleón, receloso ante el cambio de monarca, convocó a la familia real española a un encuentro en la localidad francesa de Bayona. Fernando VII, bajo la presión del Emperador y de sus padres, devolvió la Corona a Carlos IV el día 6 de mayo, sin saber que el día antes Carlos IV había pactado la cesión de sus derechos a la corona en favor de Napoleón, quien finalmente designó como nuevo rey de España a su hermano José.


3 Final

Carlos permaneció prisionero de Napoleón, residiendo en Marsella, hasta la derrota final de éste en 1814; pero en ese mismo año Fernando VII fue repuesto en el Trono español, manteniendo a su padre desterrado por temor a que le disputara el poder. Carlos y su esposa murieron exiliados en la corte papal, residiendo en el palazzo Borghese.


4 Mecenazgo

Carlos se interesó desde su juventud por el arte. Violinista aficionado, en 1775 compró para la corte el cuarteto de instrumentos Stradivarius conservado actualmente en el Palacio Real de Madrid y se rodeó de un entorno musical privilegiado dirigido por el violinista y compositor Gaetano Brunetti. También se interesó por la pintura, encargando obras a Luis Meléndez, Claude Joseph Vernet y Luis Paret y nombrando a Francisco de Goya pintor de cámara (1789).

Durante su reinado otorgó entre títulos de España y títulos de Indias: 179 títulos nobiliarios, de los cuales 33 fueron Grandes de España.


5 Matrimonio e hijos

Carlos IV contrajo matrimonio con su prima hermana María Luisa de Borbón-Parma (hija de Felipe, Duque de Parma) en 1765. Tuvieron 14 hijos de las veinticuatro veces que María Luisa de Borbón-Parma estuvo embarazada, pero solo siete llegaron a la edad adulta. Entre ellos el próximo Borbón que sería rey de España como Fernando VII.




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Carlos III de Borbón / Carlos III de España
« en: 18-Jun-2014, 03:16  »


Carlos III de España


Carlos III de Borbón (Madrid, 20 de enero de 1716 – Ibid., 14 de diciembre de 1788), fue duque de Parma (como Carlos I) entre 1731 y 1735, rey de Nápoles (como Carlos VII) y rey de Sicilia (como Carlos V) de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte. Ha recibido como sobrenombres el Político y el Mejor Alcalde de Madrid.

Carlos era el tercer hijo varón de Felipe V que llegó a la vida adulta y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanos Luis I y Fernando VI, quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el Trono español.

Carlos sirvió a la política familiar como una pieza en la lucha por recuperar la influencia española en Italia: heredó inicialmente de su madre los ducados de Parma, Plasencia y Toscana (1731); pero más tarde, al conquistar Felipe V el Reino de Nápoles y Sicilia en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-1735), pasó a ser rey de aquellos territorios con el nombre de Carlos VII. Contrajo matrimonio en 1738 con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia.


1 Infancia y juventud

Nace el 20 de enero de 1716 a las 4 de la madrugada en el Real Alcázar de Madrid. Su cuidadora fue María Antonia de Salcedo. Luego, fueron responsables de él un grupo de hombres a cargo de Francisco María Spínola y Spínola, Duque de San Pedro. El 15 de enero 1724 su hermanastro Luis hereda el trono por la abdicación de su padre en su favor, pero fallece en agosto y su padre vuelve a ser rey.

Se trasladará a Sevilla junto con su padre en 1729. Las naciones europeas, con el Tratado de Utrecht de entre 1713 y 1715 y el Tratado de Hannover de septiembre 1725, firmado como respuesta al Tratado de Viena de abril de 1725, establecían sus posiciones en Europa. España había perdido muchos territorios e influencia tras la Guerra de Sucesión. Sin embargo, esta situación no duraría mucho ya que en los planes de Felipe V estaba recuperar sus territorios en Italia.

Desde Sevilla, el monarca pone en marcha un plan para asegurar la sucesión de su hijo en el Ducado de Parma, firmando el Tratado de Sevilla con Inglaterra y Francia. Sin embargo, a la muerte del Duque de Parma, el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos VI invade esos territorios y Felipe V no recibe apoyo de las dos potencias, por lo que amenaza con declarar la guerra por su cuenta. En 1731, el Imperio Romano Germánico se adherirá al Tratado de Sevilla y Carlos III, con 15 años, abandonará Andalucía rumbo a Italia para ocupar sus plazas.

El 1 de febrero de 1733 moría Augusto II, rey de Polonia, cuya monarquía no era hereditaria, sino elegida por el Parlamento polaco, el Sejm. Felipe V envía desde Sevilla un emisario a Varsovia para negociar la candidatura del infante don Felipe y la del infante Carlos. Sin embargo, sus candidatos tenían pocas posibilidades frente a otros con apoyos de Austria y Francia. Felipe V se traslada a Madrid y firma el Tratado del Escorial, Primer Pacto de Familia, donde España abandona su pretensión polaca y decide aliarse con Francia para luchar contra el Imperio Romano Germánico a cambio de la ayuda de Francia en su campaña contra Nápoles y Sicilia, bajo el control austríaco, y para conseguir Gibraltar. La guerra en Italia se ganó, y el 10 de mayo de 1734 el infante don Carlos ordenó proclamar Rey a su padre, sin embargo Felipe V cedió Nápoles y Sicilia a su hijo.


2 Rey de Nápoles y Sicilia

Durante su reinado en Nápoles y Sicilia (Carlos VII, Carlo VII en italiano, o simplemente Carlo di Borbone, que es como se le suele llamar allí), intentó reformar y modernizar el reino, unificándolo, conquistando el afecto de los ciudadanos junto con su esposa María Amalia de Sajonia.

Carlos contrajo matrimonio en 1738 con María Amalia Walburga de Sajonia, de 14 años. Ella era una princesa polaca de familia rica y fecunda, y su matrimonio tuvo un interés político, sin embargo fue también bien avenido. Se casaron por poderes en el Palacio de Dresde, en Sajonia, el 9 de mayo de 1738 y la boda se celebró en Nápoles el 9 de junio de ese año.

Intentó dotar a la capital, Nápoles, del aspecto que debía tener una Corte. Hizo hincapié en mejorar las edificaciones públicas, como el Hospicio, y trató de adaptar el palacio virreinal de acuerdo con la moda que imperaba desde la construcción de Versalles. También hizo construir complejos palaciegos en otros lugares del reino, como el Palacio Real de Caserta, uno de los mayores palacios reales del mundo. Otra de sus aportaciones fue el Teatro de San Carlos, para las representaciones de ópera.

Sus años como rey de las Dos Sicilias le dieron una experiencia muy valiosa como rey de España. Los barones y la Iglesia acaparaban más del 50% de las tierras, y en el caso de los primeros tenían además jurisdicción sobre las mismas, por lo que impedían el acceso de sus vasallos a los tribunales. El rey limitó su influencia política, dejando clara la supremacía de la Corona, pero su poder económico siguió intacto. El 3 de julio de 1738, en ocasión de su matrimonio, fundó la Insigne y Real Orden de San Jenaro, de la cual fue su primer gran maestre.

En 1740, uno de sus consejeros, el duque de Salas, permitió a los judíos retornar al reino, de donde habían sido expulsados por Carlos V, con la finalidad de impulsar la actividad económica. El pueblo y la Iglesia se opusieron y Salas fue destituido, derogándose el permiso. Poco después, el arzobispo Spinelli intentó introducir la Inquisición, pero el pueblo se opuso también a esta medida y hubo de desistir.

También durante estos años encontró el monarca a algunos de los hombres que más influirían en su vida, como Bernardo Tanucci, jurista al que nombró Ministro de Justicia primero y de Asuntos Exteriores después, y que quedó como miembro del Consejo de Regencia cuando Carlos III heredó el trono español.

Destaca el hecho de haber sido quien ordenó comenzar la excavación sistemática de las poblaciones sepultadas por la erupción del Vesubio del año 79: Pompeya, Herculano, Oplontis y las Villas Stabianas. No sólo eso, sino que en 1752, al ordenar construir una carretera hacia el sur (precursora de la actual Statale 18), salieron a la luz los restos de la ciudad de Paestum, que llevaban años cubiertos por la maleza (parte del anfiteatro yace precisamente bajo dicha carretera). Fue un hallazgo especialmente importante, porque allí se hallaban tres templos griegos en muy buen estado de conservación. Se encargaron de su estudio Felice Gazzola (un culto aristócrata y militar de confianza de Carlos, al que servía desde su época de duque de Parma) y Francesco Sabatini.

La muerte sin descendencia de su medio hermano Fernando VI de España, hizo recaer en Carlos la Corona de España, que pasó a ocupar en 1759, dejando con gran tristeza, tanto de los reyes como del pueblo, la corona del Reino de Nápoles y Sicilia a su tercer hijo, Fernando.


3 Rey de España

Tras los fallecimientos de Luis I y de Fernando VI sin descendencia, el trono de España pasó a Carlos III, tercer hijo de Felipe V y primero de su matrimonio con Isabel de Farnesio, con gran experiencia de gobierno como rey de Nápoles.


Política exterior

La Guerra de los Siete Años (1756–1763):

El primer asunto que el rey trató fue la Guerra de los Siete Años. El monarca español se vio obligado a tomar parte en la guerra tras la ocupación británica de Honduras y la pérdida de la colonia francesa de Quebec, lo que requirió la intervención española en el conflicto para frenar el expansionismo británico por América.

En 1761 se firmó el Tercer Pacto de Familia y España entró en el conflicto bélico. El monarca se equivocó en cuanto a la ayuda real que podía prestar Francia y el estado de sus tropas. Una escuadra inglesa de 53 buques con un ejército de 14.000 hombres consiguió tomar La Habana por la falta de entrenamiento de las milicias, en número muy inferior a los ingleses, y la incompetencia del gobernador de la plaza, Juan de Prado. Poco después una escuadra procedente de la India bombardeó y tomó Manila. Los ingleses no pudieron extender su dominio por las Filipinas gracias a la resistencia de las guerrillas organizadas por Simón de Anda. La guerra terminó con la Paz de París de 1763. España cedió a Gran Bretaña la Florida y territorios del golfo de México, a cambio de la devolución de La Habana y Manila. La Luisiana francesa pasó a manos de España, más preparada para defenderla. Portugal, aliado de los británicos, recuperó la colonia del Sacramento.

Guerra de independencia de los Estados Unidos (1776–1783):

España continuó la alianza francesa. La sublevación de las Trece Colonias contra Jorge III dio a ambas potencias la ocasión para el desquite. Así, en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, España intervino junto a Francia y contra Gran Bretaña.

Desde la Declaración de Independencia (4 de julio de 1776) los sublevados recibieron ayuda española de forma solapada. En 1779 se rompieron las relaciones. Se asedió Gibraltar sin éxito, pero se pudo recuperar Menorca. Bernardo de Gálvez, gobernardor de la Luisiana, ocupó Florida. Inglaterra, aislada y sin poder someter a los rebeldes, tuvo que firmar la paz.

El Tratado de París de 1783 puso fin a la guerra. España recuperó Menorca, Florida y la costa de Honduras, aunque no pudo conseguir lo mismo con Gibraltar, que los ingleses se negaron en redondo a ceder. España, de esta forma, contribuyó a la independencia de los Estados Unidos, hecho que creó un precedente para la emancipación de las colonias españolas en el siglo XIX.

Rusia y Prusia:

Dos nuevas potencias, Rusia y Prusia, entraron en el mapa político europeo del siglo XVIII bajo los reinados de dos déspotas ilustrados: Catalina II y Federico II respectivamente. Ambos monarcas suscitaron interés y admiración en España, aunque la expansión rusa había alcanzado el Pacífico y se llegó a temer una alianza anglorrusa en el Mediterráneo. Tal evento no sólo no llegó a materializarse, sino que Rusia se opuso a la pretensión inglesa de controlar todos los movimientos marítimos en tiempo de guerra.

Mediterráneo:

Carlos III había firmado un tratado de comercio con Turquía siendo rey de Nápoles y Sicilia, pues consideraba a este imperio un freno a los intereses ingleses, austríacos y rusos. El Monarca excluyó una alianza que estimó no sería bien recibida en el país, pero intervino en Orán que dependía del Imperio Otomano, con el doble objetivo de conseguir liberar el mar de piratas berberiscos y obtener concesiones económicas. En 1775 envió una expedición militar contra Argel al mando del general O´Reilly que acabó en desastre. Después de dos nuevos ataques, en 1783 y 1784, se firmó el Tratado Hispano-Argelino de 1786.

Pacífico:

En diversas áreas del Océano Pacífico el Virreinato del Perú y el Virreinato de la Nueva España tuvieron la autorización del rey Carlos III de expandir el poder español y afianzarlo en el Gran Océano. Así pues, hubo varios intentos de incorporar la costa de Oregón y Alaska al Virreinato de la Nueva España con expediciones como la de Bruno de Heceta y otras. Mientras tanto, en el océano Pacífico Sur (llamado en ese momento los Mares del Sur) el Virreinato del Perú de Manuel de Amat y Junient ordenó dos expediciones: la primera, en la que se descubrió la isla de Pascua por Felipe González de Haedo tomando posesión de ella en nombre de Carlos III en en 1770, y la segunda en 1772 capitaneada por Domingo de Bonechea que llegó al archipiélago Tuamotu y a las islas de la Sociedad donde estableció la soberanía española y la del rey sobre las islas. Los jefes de las principales aldeas de Tahití aceptaron la soberanía de España y ser súbditos de la corona española. Sin embargo, el proceso de ocupación de la Polinesia fue abandonado por el poco apoyo que le daban a esa iniciativa en Madrid y por los problemas religiosos del reino, por lo que dejaron la presencia española en esa área y abandonaron a finales de 1775.


Política interior: despotismo ilustrado

En política interior, intentó modernizar la sociedad utilizando el poder absoluto del Monarca bajo un programa ilustrado.

En la línea de la Ilustración propia de su época, Carlos III realizó importantes cambios —sin quebrar el orden social, político y económico básico, despotismo ilustrado— con ayuda de un equipo de ministros y colaboradores ilustrados, como el Marqués de Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall y Grimaldi.

Las reformas de Esquilache:

El Monarca nombró al marqués de Esquilache Secretario de Hacienda. Éste incorporó señoríos a la Corona, controló a los sectores eclesiásticos y reorganizó las Fuerzas Armadas. Su programa de reformas y la intervención española en la Guerra de los Siete Años necesitaron más ingresos, que se consiguieron con un aumento de la presión fiscal y nuevas fórmulas, como la creación de la Lotería Nacional. Al mismo tiempo liberalizó el comercio de los cereales, lo que originó una subida de los precios de los productos de primera necesidad a causa de las especulaciones de los acaparadores y de las malas cosechas de los últimos años. Campomanes apoyó esta medida, pero el pueblo hizo responsable de todo al siciliano.

En marzo de 1766 se produjo el Motín de Esquilache. Su detonante fue la orden de cambiar la capa larga y el sombrero de ala ancha de los madrileños por la capa corta y el sombrero de tres picos. La tensión subió gracias a los pasquines que circulaban por la capital y que aparecían en sitios públicos, pasquines cuyo léxico y ortografía sólo podían provenir de hombres con cultura. La manipulación realizada por sectores nobiliarios y eclesiásticos lo convirtió en un ataque directo a la política reformista llevada a cabo por ministros extranjeros del gobierno del Rey.

En Madrid el punto álgido de la revuelta se produjo cuando la muchedumbre que se había congregado frente al Palacio Real se topó con la Guardia Valona, que en 1764 había cargado contra el gentío durante la boda de una de las hijas del rey, la infanta María Luisa, con el futuro emperador de Austria. Se produjo una refriega y hubo bajas por ambas partes, sin que la Guardia Española interviniera. Carlos III recabó el parecer de sus consejeros, y aunque recibió opiniones contrapuestas, acabó siguiendo el consejo del conde de Revillagigedo, que declaró que dimitiría de su cargo antes que ordenar disparar a la multitud.

De Madrid, el levantamiento se trasladó a ciudades como Cuenca, Zaragoza, La Coruña, Oviedo, Santander, Bilbao, Barcelona, Cádiz y Cartagena entre otras muchas. Pero mientras que en Madrid las quejas se referían al gobierno de la nación, en las provincias las quejas se dirigían contra las autoridades locales, lo cual revela un problema subyacente de corrupción e incompetencia administrativa.

Los amotinados exigieron la reducción del precio de los alimentos y la supresión de la Junta de Abastos, la derogación de la orden sobre la vestimenta, el cese de ministros extranjeros de Carlos III, su sustitución por españoles y un perdón general. El Monarca desterró a Esquilache y nombró en su lugar al conde de Aranda. Se tomaron medidas para acelerar la importación de cereales desde Sicilia y se reformaron los gobiernos concejiles, añadiendo a éstos diputados del estado llano elegidos por sufragio.

La política religiosa:

Desaparecidos los ministros extranjeros, el Rey se apoyó en los reformistas españoles, como Pedro Rodríguez de Campomanes, el conde de Aranda o el conde de Floridablanca. Campomanes, nombrado fiscal del Consejo de Castilla, trató de demostrar que los verdaderos inductores del motín de Esquilache habían sido los jesuitas. Se nombró una comisión de investigación y sus principales acusaciones fueron:

  •     Sus grandes riquezas.
  •     El control de los nombramientos y de la política eclesiástica.
  •     Su apoyo al papa.
  •     Su lealtad al marqués de la Ensenada.
  •     Su participación en los asuntos de Paraguay.
  •     Su intervención en dicho motín.

Sectores de la nobleza y diversas órdenes religiosas estuvieron claramente en contra. Por todo ello, mediante el decreto real del 27 de febrero de 1767, se les expulsó de España y todos sus dominios y posesiones fueron confiscados.

Reformas:

La expulsión de los jesuitas se quiso aprovechar para realizar una reforma de la enseñanza que debía fundamentarse en las disciplinas científicas y en la investigación. Sometió las universidades al patronazgo real y creó en Madrid los Estudios de San Isidro (1770), como centro moderno de enseñanza media destinado a servir de modelo, y también las Escuela de Artes y Oficios, que han perdurado hasta el siglo XX (cuando pasaron a llamarse Escuelas de Formación Profesional, EFP). Las propiedades de los jesuitas sirvieron para crear nuevos centros de enseñanza y residencias universitarias. Sus riquezas, para beneficiar a los sectores más necesitados, se destinaron a la creación de hospitales y hospicios.

Promovió un nuevo plan de Estudios Universitarios, que fue duramente contestado por la Universidad de Salamanca, proponiendo un plan propio, que a la postre fue implantado años después.

El impulso hacia la reforma de la agricultura durante el reinado de Carlos III vino de mano de las Sociedades Económicas de Amigos del País creadas por su ministro José de Gálvez. Campomanes, influido por la fisiocracia centró su atención en los problemas de la agricultura. En su Tratado de la Regalía de la Amortización, defendió la importancia de ésta para conseguir el bienestar del Estado y de los ciudadanos y la necesidad de una distribución más equitativa de la tierra.

En 1787, Campomanes elaboró un proyecto de repoblación de las zonas deshabitadas de las tierras de realengo de Sierra Morena y del valle medio del Guadalquivir, creando las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena. Para ello, y supervisado por Pablo de Olavide, intendente real de Andalucía, se trajeron inmigrantes centroeuropeos. Se trataba principalmente de alemanes y flamencos católicos, para fomentar la agricultura y la industria en una zona despoblada y amenazada por el bandolerismo. El proyecto fue financiado por el Estado. Se fundaron así nuevos asentamientos, como La Carolina, La Carlota o La Luisiana, en las actuales provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla.

Se reorganizó el ejército, al que dotó de unas Ordenanzas en 1768 destinadas a perdurar hasta el siglo XX, se impulsó el comercio colonial formando compañías, como la de Filipinas, y mediante el Reglamento de libre comercio de 1778 que liberalizó el comercio con América. También destaca el Decreto de libre comercio de granos de 1765.

Otras medidas reformistas del reinado fueron la creación del Banco de San Carlos, en 1782, y la construcción de obras públicas, como el Canal Imperial de Aragón y un plan de caminos reales de carácter radial, con origen en Madrid y destino a Valencia, Andalucía, Cataluña y Galicia.

Hizo un ambicioso plan industrial en el que destacan como punteras las industrias de bienes de lujo: Porcelana del Buen Retiro, Cristales de la Granja y traslada la Platería Martínez a un edificio en el paseo del Prado, pero no faltaron muchas otras para la producción de bienes de consumo, en toda la geografía española.

Entre los planteamientos teóricos para el desarrollo de la industria destacó el Discurso sobre el fomento de la industria popular de Campomanes, para mejorar con ella la economía de las zonas rurales y hacer posible su autoabastecimiento. Las Sociedades Económicas de Amigos del País se encargaron de la industria y su teoría en esta época.

Hizo hospitales públicos, servicios de alumbrado y recogida de basura, uso de adoquines, una buena red de alcantarillado. En Madrid, un ambicioso plan de ensanche, con grandes avenidas, monumentos como la Cibeles, Neptuno, la puerta de Alcalá, la fuente de la Alcachofa…, la construcción del jardín botánico (trasladando al Paseo del Prado el antiguo de Migas Calientes), el hospital de San Carlos (hoy Museo Reina Sofía), el edificio del Museo del Prado (destinado originalmente a museo de Historia Natural).


La sociedad

La nobleza:

Descendió en número, debido a la desaparición de los hidalgos en los censos por las medidas restrictivas hacia este grupo por el Rey. Representaba el 4% del total de la población. Su poder económico se acrecentó gracias a los matrimonios entre familias de la alta nobleza, que propiciaron una progresiva acumulación de bienes patrimoniales. Mediante un decreto en 1783, el Rey aprobó el trabajo manual y lo reconoció, favoreciendo a los nobles. A partir de ese momento, los nobles podían trabajar, cosa que antes no podían hacer, únicamente podían vivir de sus riquezas. Los títulos nobiliarios aumentaron con las concesiones hechas por Felipe V y Carlos III. Se crearon la Orden Militar de Carlos III y la de las Reales Maestranzas con estatutos nobiliarios. En contrapartida se pusieron numerosas restricciones a los mayorazgos y a los señoríos, aunque nunca llegaron a desaparecer durante el reinado.

El clero:

La Iglesia poseía cuantiosas riquezas. Siendo el clero un 2% de la población, según el Catastro de Ensenada era propietaria de la séptima parte de las tierras de labor de Castilla y de la décima parte del ganado lanar. A los bienes inmuebles se añadían el cobro de los diezmos, a los que se descontaban las tercias reales, y otro ingresos como rentas hipotecarias o alquileres. La diócesis más rica era la de Toledo, con una renta anual de 3.500.000 reales.

El estado llano:

Era el grupo más numeroso. En él se encontraban los campesinos que gozaban de cierta estabilidad económica. Los jornaleros sufrían situaciones de miseria. De acuerdo con el Catastro de Ensenada, los artesanos representaban el 15% del total de los asalariados y tenían mejores retribuciones que los campesinos. La burguesía comenzó a despuntar tímidamente en España. Localizada en la periferia peninsular, se identificó con los propósitos reformistas y los ideales ilustrados del siglo. Fue especialmente importante en Cádiz, por su vinculación al comercio americano, Barcelona y Madrid.

Los gitanos:

Desde el fracaso de la Gran Redada de 1749 los gitanos estaban sujetos a una situación muy problemática, que se pretendió resolver con una serie de iniciativas legislativas desde 1763, finalmente sustanciadas en la Real Pragmática de 19 de septiembre de 1783, con propósitos claramente asimiladores y de carácter utilitarista, tras dicha pragmática, se deja de considerar su origen o naturaleza diferenciada o inferior (raíz infecta); se prohíbe el uso de la denominaciones gitano o castellano nuevo (tenidas por injuriosas); se concede libertad de residencia (excepto en la Corte y Reales Sitios por ahora) y se permiten nuevos modos para ganarse la vida, incluyendo la admisión en gremios, pero se prohíben oficios como poseer tabernas o esquilar caballos, de vital importancia para el pueblo gitano; también se prohíben sus vestiduras tradicionales y su gerigonza (su idioma diferenciador, el caló) y una vez más se establece la obligación de asentarse, abandonando el nomadismo; todo ello bajo graves penas a los desobedientes, que serían considerados vagos y sujetos a las penas correspondientes sin distinción de los demás vasallos (se les aplica el código penal general).

Aquellos casos en los que un individuo se negase a acatar las leyes en cuanto a residencia, lengua, oficios, vestimenta y demás, la primera vez que fuese detenido sería marcado con un hierro candente en la espalda (en sustitución de las penas anteriormente previstas: la muerte o cortar las orejas), en caso de ser detenido una segunda vez serían condenados a la pena capital, dicha ley no se aplicaba a los menores de diecieseis años, que serían separados de sus familias y educados por las Juntas o Diputaciones de caridad.


4 Proyección posterior

Cuando el Rey murió en 1788, terminó la historia del reformismo ilustrado en España, pues el estallido casi inmediato de la Revolución francesa al año siguiente provocó una reacción de terror que convirtió el reinado de su hijo y sucesor, Carlos IV, en un periodo mucho más conservador. En seguida, la invasión francesa arrastraría al país a un ciclo de revolución y reacción que marcaría el siglo siguiente, sin dejar espacio para continuar un reformismo sereno como el que había desarrollado Carlos III.

Entre los aspectos más duraderos de su herencia quizá haya que destacar el avance hacia la configuración de España como nación, a la que dotó de algunos símbolos de identidad (como los que en el futuro se convertirían en su himno y su bandera nacionales) e incluso de una capital digna de tal nombre, pues se esforzó por modernizar Madrid (con la construcción de paseos y trabajos de saneamiento e iluminación pública) y engrandecerla con monumentos (de su época datan la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado —concebido como Gabinete de Historia Natural—, el hospital de San Carlos o la construcción del nuevo Jardín Botánico, en sustitución del antiguo de Migas Calientes) y con edificios representativos destinados a albergar los servicios de la creciente administración pública. El impulso a los transportes y comunicaciones interiores (con la organización del Correo como servicio público y la construcción de una red radial de carreteras que cubrían todo el territorio español, convergiendo sobre la capital) ha sido, sin duda, otro factor político que ha actuado en el mismo sentido, acrecentando la cohesión de las diversas regiones españolas. Estas son sólo algunas de las razones por las cuales Carlos III fue conocido como el «mejor Alcalde de Madrid».


5 Matrimonio e hijos

Contrajo matrimonio en 1737 con María Amalia de Sajonia (1724–1760), hija de Federico Augusto II. Tuvieron trece hijos, pero sólo siete llegaron a adultos.

El primer varón Felipe Antonio, infante de España y duque de Calabria (13 de julio de 1747 - 6 de diciembre de 1777), fue excluido de la sucesión al trono de España y al de Nápoles debido a su condición de deficiente mental. Carlos IV, el segundo hijo, llegaría a ser rey de España.




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Fernando VI de Borbón / Fernando VI de España
« en: 18-Jun-2014, 02:49  »


Fernando VI de España


Fernando VI de Borbón (Madrid, España, 23 de septiembre de 1713 – Villaviciosa de Odón, España, 10 de agosto de 1759), llamado el Prudente o el Justo, rey de España desde 1746 hasta 1759, cuarto hijo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya. Se casó en la iglesia de San Juan Bautista de Badajoz con Bárbara de Braganza en 1729, que fue reina de España hasta su muerte en 1758.


1 Príncipe de Asturias

Cuando Fernando nació el 23 de septiembre de 1713 —siendo bautizado sin gran solemnidad en la iglesia franciscana de San Gil, el 4 de diciembre— tenía por delante en la sucesión al trono a dos hermanos mayores Luis y Felipe Pedro, nacidos en 1707 y 1712, respectivamente —un tercer hermano, mayor que él, había muerto en 1709 al poco de nacer—. Pero cuando tenía seis años falleció Felipe Pedro, por lo que Fernando quedó el segundo en la sucesión tras el príncipe de Asturias, Luis, seis años mayor que él.

La infancia de Fernando estuvo marcada por el hecho de que su madre, la reina María Luisa Gabriela de Saboya, falleció a los cinco meses de su nacimiento, y de que su padre contrajo nuevas nupcias siete meses después de haber enviudado con la princesa del ducado de Parma, Isabel de Farnesio, que le dio seis hijos que prosperaron —el primero fue el infante Carlos nacido el 20 de enero de 1716—. Así la nueva reina se preocupó más por la suerte y el futuro de sus propios hijos —dedicando todos sus esfuerzos en conseguirles en Italia un estado propio sobre el que pudieran reinar, lo que determinó en buena medida la política exterior de la Monarquía de Felipe V durante las décadas siguientes— que por la de sus hijastros. Además, el rígido protocolo de la corte impedía el contacto directo de los príncipes con los reyes —ni comían juntos, ni asistían a actos oficiales con sus padres—, así que Luis y Fernando se comunicaban con su padre —y con su madrastra— a través de cartas escritas en francés, que era la lengua que utilizaba la familia.

En 1721, tras cumplir los siete años, el infante Fernando fue dotado de «cuarto aparte para que en él le sirvan y asistan sólo hombres, y para el cuidado de su persona, su asistencia y educación [el rey] ha resuelto nombrar al conde de Salazar, con el título de gobernador de la casa de S.A.».

Lo que cambió definitivamente el destino del infante Fernando fueron los acontecimientos ocurridos en 1724, durante los cuales estuvo cerca de convertirse en rey a los once años de edad. El 10 de enero de 1724 el rey Felipe V firmó un decreto por el que abdicaba en su hijo Luis, de diecisiete años, casado con Luisa Isabel de Orleans, dos años menor que él, pero Luis I de España reinó sólo durante ocho meses ya que a mediados de agosto enfermó de viruela y murió el 31. Al haber abdicado Felipe V, su sucesor tendría que haber sido Fernando pero la rápida actuación de la reina Isabel de Farnesio lo impidió. Tuvo que hacer frente a ciertos sectores de la nobleza castellana que apoyaban la opción del príncipe Fernando argumentando que no cabía la marcha atrás en la abdicación de un rey y le costó convencer al propio rey para que volviera a reinar, pero el 7 de septiembre de 1724, una semana después de la muerte Luis I, Felipe V volvía a ostentar la Corona de la Monarquía de España, y Fernando era proclamado como el nuevo Príncipe de Asturias y jurado el 25 de noviembre por las Cortes de Castilla, convocadas con tal fin.

Durante la mayor parte de los veintidós años en que fue Príncipe de Asturias (1724-1746), Fernando y su esposa, la princesa portuguesa Bárbara de Braganza con quien se había casado en enero de 1728, vivieron aislados de la corte y con las visitas restringidas. La orden de 1733 de "esta especie de arresto domiciliario" de los príncipes, como la llamó el historiador Pedro Voltes, partió de la reina Isabel de Farnesio que quería impedir que mantuvieran contactos con los grupos "casticistas" y "contestatarios" de la nobleza castellana y de la corte que propugnaban una nueva abdicación de Felipe, cuya salud mental continuaba deteriorándose.

Así el reglamento de la conducta del príncipe de Asturias aprobado en el verano de 1733 —poco después de la vuelta a Madrid de la corte después de deambular por Sevilla y otras poblaciones andaluzas durante los cinco años anteriores para intentar restablecer la salud mental y física del rey— determinaba que "don Fernando y doña Bárbara podrían ser visitados cada uno por sólo cuatro personas, cuyo nombre y cargo se indicaba. No podrían recibir a otros embajadores que los de Francia y Portugal. Los príncipes no debían comer en público ni salir de paseo ni ir a ningún templo o convento. [...] Se suprimió también la asistencia del príncipe al Consejo de Gobierno y todo despacho con él, y en especial cualquier trato con [el "primer ministro"] Patiño y los ministros, y, en suma, toda visita suya a sus padres".

Durante los últimos años de su reinado, la enfermedad mental y el deterioro físico de Felipe V se fueron acentuando —"hasta los pintores de cámara como Jean Ranc y Van Loo, habían tenido que reflejar la decrepitud del rey, hinchado y torpe, con las piernas arqueadas y la mirada perdida"—, hasta que en la noche del 9 de julio de 1746 murió de una apoplejía. Apenas transcurrida una semana de la muerte de su padre, el nuevo rey Fernando VI ordenó a su madrastra, la reina viuda Isabel de Farnesio, que abandonara el palacio real del Buen Retiro, y se marchara a vivir a una casa de la duquesa de Osuna, acompañada de sus hijos, los infantes Luis y María Victoria. Al año siguiente fue desterrada de Madrid y su residencia quedó fijada en el palacio de La Granja de San Ildefonso —cuando la reina viuda protestó por medio de una carta en la que le decía al rey que «desearía saber si he faltado en algo para enmendarlo», Fernando VI le respondió con otra misiva en la que decía: «lo que yo determino en mis reinos no admite consulta de nadie antes de ser ejecutado y obedecido»—.


2 Reinado

Cuando llegó al trono, España se encontraba en la Guerra de Sucesión Austriaca, que terminó al poco tiempo (Paz de Aquisgrán, 1748) sin ningún beneficio para España. Comenzó su reinado eliminando la influencia de la reina viuda Isabel de Farnesio y de su grupo de cortesanos italianos. Establecida la paz, el rey impulsó una política de neutralidad y paz en el exterior para posibilitar un conjunto de reformas internas. Los nuevos protagonistas de estas reformas fueron el Marqués de la Ensenada, francófilo; y José de Carvajal y Lancaster, partidario de la alianza con Gran Bretaña. La pugna entre ambos terminó en 1754 al morir Carvajal y caer Ensenada, pasando Ricardo Wall a ser el nuevo hombre fuerte de la monarquía.

El 30 de agosto de 1749, Fernando VI autorizó una persecución con el fin de arrestar y extinguir a los gitanos del reino, conocida como la Gran Redada.

Mediante la ordenanza del 2 de julio de 1751 prohibió la masonería.


Los proyectos de Ensenada

Algunos de los más importantes proyectos durante el reinado fueron llevados a cabo por el marqués de la Ensenada, secretario de Hacienda, Marina e Indias. Planteó la participación del Estado para la modernización del país. Para ello era necesario mantener una posición de fuerza en el exterior para que Francia y Gran Bretaña considerasen a España como aliada, sin que ello supusiese una renuncia de Gibraltar.

Entre los proyectos del marqués de la Ensenada encontramos:

  •     El nuevo modelo de la Hacienda, planteado por Ensenada en 1749. Intentó la sustitución de impuestos tradicionales por un impuesto único, el catastro, que gravaba en proporción a la capacidad económica de cada contribuyente. Propuso también la reducción de la subvención económica por parte del Estado a las Cortes y al ejército. La oposición de la nobleza hizo que se abandonase el proyecto.
  •     La creación del Giro Real en 1752, un banco para favorecer las transferencias de fondos públicos y privados fuera de España. Así, todas las operaciones de intercambio en el extranjero quedaron en manos de la Real Hacienda, lo que beneficiaba al Estado. Se le puede considerar el antecesor del Banco de San Carlos, que se instituyó durante el reinado de Carlos III.
  •     El impulso del comercio americano, que pretendió acabar con el monopolio de las Indias y eliminar las injusticias del comercio colonial. Así se apoyó a los navíos de registro frente al sistema de flotas. El nuevo sistema consistía en la sustitución de las flotas y galeones para que un barco español, previa autorización, pudiera comerciar libremente con América. Esto incrementó los ingresos y disminuyó el fraude. Aun así, este sistema provocó muchas protestas en los comerciantes del sector privado.
  •     La modernización de la marina. Una poderosa marina era fundamental para una potencia con un imperio en ultramar y aspiraciones a ser respetada por Francia y Gran Bretaña. Para ello, el Marqués de la Ensenada incrementó el presupuesto y amplió la capacidad de los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena y La Habana, lo que supuso el punto de partida del poder naval español en el siglo XVIII.
  •     Las relaciones con la Iglesia, que fueron muy tensas desde los inicios del reinado de Felipe V a causa del reconocimiento del archiduque Carlos como rey de España por el Papa. Se mantuvo una política regalista que perseguía tanto el objetivo fiscal como político y cuyo logro decisivo fue el Concordato de 1753. Por éste se obtuvo del papa Benedicto XIV el derecho de Patronato Universal, que supuso importantes beneficios económicos a la Corona y un gran control sobre el clero.
  •     Florecimiento cultural con la creación en 1752 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
  •     Prisión general de gitanos, un intento de exterminar a los gitanos mediante su arresto y posterior separación de los hombres y de las mujeres, obligándolos a trabajar a ellos en astilleros y minas y a las mujeres en fábricas. Los menores de 14 años fueron internados en instituciones religiosas.


La política exterior de Carvajal

Durante la Guerra de Sucesión Austriaca y la de los Siete Años, España reforzó su poderío militar.

El principal conflicto fue el enfrentamiento con Portugal por la colonia de Sacramento, desde la que se facilitaba el contrabando británico por el Río de la Plata. José de Carvajal consiguió en 1750 que Portugal renunciase a tal colonia y a su pretensión de libre navegación por el Río de la Plata. A cambio, España cedió a Portugal dos zonas en la frontera brasileña, una en la Amazonia y la otra en el sur, en la que se encontraban siete de las treinta reducciones guaraníes de los jesuitas. Los españoles tuvieron que expulsar a los misioneros jesuitas, lo que generó un enfrentamiento con los guaraníes que duró once años.

El conflicto de las reducciones provocó una crisis en la Corte española. Ensenada, favorable a los jesuitas, y el padre Rávago, confesor del Rey y miembro de la Compañía de Jesús, fueron destituidos, acusados de entorpecer los acuerdos con Portugal.


El último año: el «año sin rey» (agosto 1758 – agosto 1759)

La reina Bárbara de Braganza no gozaba de buena salud. "Padecía especialmente una tos continua, que la obligaba a veces a suspender las cultas veladas que se organizaban casi diariamente en palacio". En la primavera de 1758 fue trasladada a Aranjuez pensando que allí se restablecería del asma, haciendo el viaje en etapas para que no se cansara. Aunque al principio pareció mejorar, pronto volvieron los dolores y la fatiga. En julio su salud empeoró. Padecía fiebres altas que aumentaban por la tarde y la madrugada. El 25 de agosto perdió la voz. Su agonía duró dos días, falleciendo en la madrugada del 27 de agosto de 1758. Su cadáver fue llevado al Convento de las Salesas Reales en Madrid, que había sido fundado por ella, y provisionalmente guardado bajo la cripta.

El fallecimiento de la reina produjo un agravamiento en la salud del rey (los reyes estaban profundamente unidos), hasta llegar a un alto grado de locura.

Durante las periódicas recaídas de la salud de la reina, Fernando VI siempre estuvo y sufrió junto a ella, lo que debilitó su estado de salud. Algunos médicos actuales han supuesto que el rey padecía Alzheimer y que la muerte de la reina aceleró el proceso de la enfermedad. Fernando VI no participó en el cortejo que condujo el cadáver de la reina a Madrid, sino que abandonó Aranjuez el mismo día en que murió doña Bárbara para instalarse en el castillo de Villaviciosa de Odón, acompañado por su hermanastro el infante don Luis. Se pensó que sería un buen lugar porque allí nada le recordaría a la reina y podría distraerse con su afición favorita, la caza. Pero a los diez días aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad. Sentía grandes temores de morir o de ahogarse y fue abandonando los asuntos y la caza. [...] El último documento que firmó es de un mes después de la defunción de su esposa y el último despacho del rey con el ministro Wall fue a principios de octubre de 1758, «de pie y en conversación». [...] El rey dejó de hablar, y fue reduciendo sus comidas hasta el punto de que no se alimentaba. Las manías hicieron su aparición y poco después se encerró en una habitación en la que había sito escaso para una cama, donde pasó sus últimos meses. Durante ese tiempo se mostró agresivo —«tiene unos impulsos muy grandes de morder a todo el mundo», escribió el infante Luis a su madre Isabel de Farnesio— y para calmarlo le suministraban opio; intentó suicidarse en varias ocasiones y pidió veneno a los médicos o armas de fuego a los miembros de la guardia real; jugaba a fingir que estaba muerto o, envuelto en una sábana, a que era un fantasma. Cada día estaba más delgado y pálido, lo que se unía a la dejadez en su aseo personal. No dormía en la cama sino sobre dos sillas y un taburete. Mientras esto sucedía en el castillo de Villaviciosa de Odón, por la "villa y corte" de Madrid circulaban versos como éstos:

...Si este rey no tiene cura,
¿a qué esperáis o qué hacéis?
Muy presto cumplirá un año
que sin ver a vuestro rey,
os sujetáis a una ley
hija de un continuo engaño...


Fernando VI murió el 10 de agosto de 1759, decimotercer aniversario de su proclamación como rey. Su cadáver fue trasladado al Convento de las Salesas Reales y al igual que se había hecho con los restos de su esposa, los suyos fueron guardados en un sepulcro provisional debajo del coro. Los mausoleos del rey y de la reina fueron construidos durante el reinado de su sucesor Carlos III y terminados en 1765. El de Fernando, diseñado por Francesco Sabatini y labrado en mármol por Francisco Gutiérrez Arribas, fue colocado en el lado derecho del crucero de la iglesia del Convento y el de doña Bárbara en el coro bajo de las monjas, detrás del de su esposo.19

Fue sucedido por su hermanastro, Carlos III, hijo de Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio, al no tener descendencia propia.




14
Luis I de Borbón / Luis I de España
« en: 18-Jun-2014, 02:29  »


Luis I de España


Luis I de Borbón (Madrid, 25 de agosto de 1707 – ibídem; 31 de agosto de 1724), llamado El Bien Amado o El Liberal, rey de España. Su reinado de 229 días es el más efímero de la historia española (sin contar el gobierno de Felipe el Hermoso). Era el hijo mayor de Felipe V y María Luisa de Saboya


1 Príncipe de Asturias

El 7 de abril de 1709 fue jurado como príncipe de Asturias en las Cortes reunidas en el monasterio de San Jerónimo de Madrid, y el 10 de enero de 1724 el rey Felipe V firmó un decreto por el que abdicaba en su hijo Luis. El príncipe recibió los documentos el 15, siendo publicada la disposición al día siguiente.


2 Matrimonio

Luis estaba casado con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, hija de Felipe II de Orleans, desde 1722. Cuando contrajeron matrimonio, tenía él quince años y ella doce.

Luisa Isabel, como reina, se hizo acreedora de fuertes censuras por su conducta extravagante debido al Trastorno límite de la personalidad que padecía. Luisa Isabel se presentaba ante toda la corte sucia y maloliente, negándose a utilizar ropa interior e intentaba provocar al personal exponiendo sus partes vergonzantes de un modo sibilino. También se dice que se negaba a tocar la comida en la mesa, pero luego se escondía y engullía de modo compulsivo todo lo que encontraba a mano, fuera o no comestible. Su comportamiento parecía empeorar con el tiempo, ya que de la noche a la mañana, se la ve limpiando pañuelos, cristales, baldosas, azulejos y tejidos de toda índole en el palacio. Los súbditos allí presentes ven atónitos cómo la soberana se desnuda, agarra su vestido y se afana en limpiar con él los cristales del salón. Incluso Luis horrorizado ante la situación escribió a su padre:

    "No veo otro remedio que encerrarla lo más pronto posible, pues su desarreglo va en aumento".


3 Muerte

Sin embargo, cuando el joven rey enfermó de viruela en agosto de ese mismo año, lo cuidó solícitamente, exponiéndose al contagio, como así ocurrió aunque con distinto desenlace al de su esposo. A los siete meses de haber ascendido al trono el monarca murió de viruela en Madrid el 31 de agosto de 1724, con diecisiete años recién cumplidos.

Este reinado relámpago fue intrascendente por su brevedad y porque, en realidad, no se gobernaba tanto desde Madrid (corte de Luis I), cuanto desde el Real Sitio de La Granja (en la localidad segoviana de San Ildefonso), la otra corte paralela de Felipe V y de su mujer Isabel de Farnesio, ocupándose Luis I únicamente de fiestas con sus amigos. Su padre volvió al trono después de su muerte y la reina viuda Luisa Isabel fue enviada de regreso a Francia, puesto que su estancia en España era inútil y gozaba de pocas simpatías en la Corte española. No tuvieron descendencia.




15
Fernando VII de Borbón / Fernando VII de España
« en: 17-Jun-2014, 19:20  »


Fernando VII de España


Fernando VII de Borbón (San Lorenzo de El Escorial, 14 de octubre de 1784 - Madrid, 29 de septiembre de 1833), llamado el Deseado o el Rey Felón, fue rey de España entre marzo y mayo de 1808 y, tras la expulsión del «rey intruso» José I Bonaparte, nuevamente desde diciembre de 1813 hasta su muerte, exceptuando un breve intervalo en 1823, en que fue destituido por el Consejo de Regencia.

Hijo y sucesor de Carlos IV y de María Luisa de Parma, depuestos por obra de sus partidarios en el Motín de Aranjuez, pocos monarcas disfrutaron de tanta confianza y popularidad iniciales por parte del pueblo español. Obligado a abdicar en Bayona, pasó toda la Guerra de Independencia preso en Valençay, siendo reconocido como el legítimo rey de España por las diversas juntas, el Consejo de Regencia y las Cortes de Cádiz.

Con la derrota de los ejércitos napoleónicos y la expulsión de José Bonaparte, Napoleón le devolvió el trono de España (Tratado de Valençay). Sin embargo, el Deseado pronto se reveló como un soberano absolutista, y uno de los que menos satisfizo los deseos de sus súbditos, que lo consideraban sin escrúpulos, vengativo y traicionero. Rodeado de una camarilla de aduladores, su política se orientó en buena medida a su propia supervivencia.

Entre 1814 y 1820 restauró el absolutismo, derogando la Constitución de Cádiz y persiguiendo a los liberales. Tras seis años de guerra, el país y la Hacienda estaban devastados, y los sucesivos gobiernos fernandinos no lograron restablecer la situación.

En 1820 un pronunciamiento militar dio inicio al llamado trienio liberal, durante el cual se restablecieron la Constitución y los decretos de Cádiz, produciéndose una nueva desamortización. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, el rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba para restablecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823.

La última fase de su reinado, la llamada Década Ominosa, se caracterizó por una feroz represión de los exaltados, acompañada de una política absolutista moderada o incluso liberaldoctrinaria que provocó un profundo descontento en los círculos absolutistas, que formaron partido en torno al infante Carlos María Isidro. A ello se unió el problema sucesorio, sentando las bases de la Primera Guerra Carlista, que estallaría con la muerte de Fernando y el ascenso al trono de su hija Isabel II, no reconocida como heredera por el infante Carlos.

Fernando VII ha merecido por parte de los historiadores un unánime juicio negativo, pasando a los anales de la historia de España como el Rey Felón.


1 Vida

Primeros años

Fernando de Borbón vino al mundo en vida de su abuelo Carlos III. Fue el noveno de los catorce hijos que tuvieron el príncipe Carlos, futuro Carlos IV, y María Luisa de Parma. De sus trece hermanos, ocho murieron antes de 1800. Tras la subida al trono de su padre en 1788, Fernando fue reconocido como príncipe de Asturias por las Cortes en un acto celebrado en el Monasterio de San Jerónimo de Madrid el 23 de septiembre de 1789.

Desde muy pronto, su formación fue encomendada al padre Felipe Scio, religioso de la Orden de San José de Calasanz, hombre modesto, culto e inteligente. Sin embargo, en 1795 es nombrado obispo de Segovia, y su puesto pasa a ser ocupado por el obispo de Orihuela, Francisco Javier Cabrera, que a su vez sería sustituido por el canónigo Juan Escóiquiz. Influido por este, creció aborreciendo a su madre y al favorito Manuel Godoy.

Ya desde muy joven, Fernando había conspirado en contra de sus padres los reyes y de Godoy, alentado por su preceptor. En torno al joven príncipe de Asturias se había formado un núcleo opositor formado por miembros de la alta nobleza, heredero del antiguo partido aragonés, que perseguía la caída de Godoy. Las negociaciones impulsadas por el embajador francés para que Fernando contrajera su segundo matrimonio con una dama Bonaparte coincidieron en 1807 con el empeoramiento de la salud de Carlos IV. El príncipe de Asturias quería asegurarse la sucesión y anular al valido. Godoy y el partido fernandino tuvieron su primer enfrentamiento. Debido a una delación, el motín fue descubierto y Fernando juzgado en lo que se conoce como el proceso de El Escorial. El príncipe denunció a todos sus colaboradores y pidió perdón a sus padres. El tribunal absolvió a los otros acusados, pero el rey, injusta y torpemente a juicio de Alcalá Galiano, ordenó el destierro de todos ellos.


La primera llegada al trono y las Abdicaciones de Bayona

Poco después, en marzo de 1808, ante la presencia de tropas francesas en España (dudosamente respaldadas por el Tratado de Fontainebleau), la corte se trasladó a Aranjuez como parte de un plan de Godoy para trasladar a la familia real a América desde Andalucía si la intervención francesa así lo requiriese. El día 17, el pueblo, instigado por los partidarios de Fernando, asaltó el palacio del Príncipe de la Paz. Aunque Carlos IV se las arregló para salvar la vida de su favorito, fue obligado a abdicar en favor de su hijo el día 19. Estos hechos son los que se conocen como Motín de Aranjuez. Por primera vez en la historia de España, un rey era desplazado del trono por las maquinaciones de su propio hijo con la colaboración de una revuelta popular.

Fernando volvió a la corte, donde fue aclamado por el pueblo de Madrid. Sin embargo, las tropas francesas al mando de Murat ya habían ocupado la capital el día anterior, 23 de marzo.


Los monarcas con Napoleón

El depuesto rey y su esposa se pusieron bajo la protección de Napoleón y fueron custodiados por las tropas de Murat quien, por su parte, albergaba esperanzas de ser encumbrado rey de España por el emperador. Sin embargo, sus planes eran otros. Envió a un colaborador de su máxima confianza, el general Savary, para que comunicase a Murat su decisión de otorgar el trono de España a uno de sus hermanos y para que llevase a Francia, poco a poco, a la familia real al completo y a Godoy. Fue Savary quien convenció a Fernando de la conveniencia de acudir al encuentro del emperador que viajaba de París a Madrid, a lo que el rey accedió con la esperanza de que Napoleón le reconociese y respaldase como rey de España. En un principio, la entrevista debía celebrarse en Madrid, pero Napoleón, aduciendo asuntos imprevistos de gran urgencia, fue fijando lugares más al Norte, para acortar el tiempo de viaje desde Francia: la Granja de San Ildefonso, Burgos, San Sebastián... Finalmente, Fernando VII acudió a Bayona. El 20 de abril pasó la frontera. Aunque aún no lo sabía, acababa de caer prisionero: fue el inicio de un exilio que duraría seis años. Una prisión disimulada, en un palacio de cuyas inmediaciones no podía salir y con la promesa, siempre postergada, de recibir grandes cantidades de dinero. Carlos IV había abdicado en Fernando VII a cambio de la liberación de Godoy, y Napoleón le había invitado también a Bayona, con la excusa de conseguir que Fernando VII le permitiese volver a España y recuperar su fortuna, que le había incautado. Ante la perspectiva de reunirse con su favorito e interceder a su favor, los reyes padres solicitaron acudir también a dicha reunión. Escoltados por tropas francesas, llegaron a Bayona el 30 de abril. Dos días más tarde, en Madrid, el pueblo se levantaría en armas contra los franceses, dando lugar a los hechos del 2 de mayo de 1808, que marcan el comienzo de la Guerra de la Independencia Española.

Entretanto, la situación en Bayona estaba adquiriendo tintes grotescos. Napoleón impidió la llegada de Godoy hasta que todo estuvo consumado, de forma que no pudiese aconsejar a la familia real española, que demostró ser sumamente torpe. A Fernando VII le dijo que la renuncia al trono de su padre, producida tras el motín de Aranjuez, era nula ya que se había hecho bajo coacción, por lo que le exigió que le devolviese su trono. Su propia madre, en su presencia, le había pedido a Napoleón que lo fusilase, por lo que le había hecho a Godoy a ella y a su esposo. Napoleón obligó a Carlos IV a cederle sus derechos al trono a cambio de asilo en Francia para él, su mujer y su favorito Godoy, así como una pensión de 30 millones de reales anuales. Como ya había abdicado anteriormente a favor de su hijo, consideró que no cedía nada. Cuando llegaron a Bayona las noticias del levantamiento de Madrid y de su represión, Napoleón y Carlos IV presionaron a Fernando para que reconociese a su padre como rey legítimo. A cambio recibiría un castillo y una pensión anual de cuatro millones de reales que nunca cobró en su totalidad. Aceptó el 6 de mayo de 1808, ignorando que su padre ya había renunciado en favor del emperador. Finalmente, Napoleón otorgó los derechos a la corona de España a su hermano mayor, quien reinaría con el nombre de José I Bonaparte. Esta sucesión de traspasos de la corona española se conoce con el nombre de abdicaciones de Bayona.

No se trataba solo de un cambio dinástico. En una proclama a los españoles el 25 de mayo, Napoleón declaró que España se encontraba frente a un cambio de régimen con los beneficios de una Constitución sin necesidad de una revolución previa. A continuación, Napoleón convocó en Bayona una asamblea de notables españoles, la Junta española de Bayona. Aunque la asamblea fue un fracaso para Napoleón (sólo acudieron 75 de los 150 notables previstos), en nueve sesiones debatieron el proyecto preparado por éste y, con escasas rectificaciones, aprobaron en julio de 1808 la Constitución de Bayona, la primera de España.

Mientras tanto, Fernando VII vio cómo el emperador ni siquiera se molestaba en cumplir su acuerdo e internó al antiguo soberano, junto con su hermano Carlos María Isidro y su tío Antonio Pascual, en el castillo de Valençay, propiedad de Charles Maurice de Talleyrand, Príncipe de Benevento, antiguo obispo, entonces Ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón, con el que tramó el golpe de Estado que lo llevó al poder. Allí los recibió el 10 de mayo. Valençay era una propiedad rústica junto a un pueblo de unos 2.000 habitantes, aislada en el centro de Francia, a unos 300 kilómetros de París. Fernando permanecería en Valençay hasta el final de la Guerra de la Independencia. Sin embargo, sus condiciones de cautiverio no fueron muy severas; el Rey y su hermano recibían clases de baile y música, salían a montar o a pescar y organizaban bailes y cenas. Disponían de una buena biblioteca, pero el infante don Antonio Pascual puso todos los impedimentos posibles para que no leyeran libros franceses que pudieran ejercer una mala influencia sobre sus jóvenes sobrinos. A partir del 1 de septiembre de ese año, sin embargo, la marcha de Talleyrand y la negativa de Bonaparte a cumplir lo estipulado con respecto a sufragar sus gastos —400 000 francos anuales más las rentas del castillo de Navarra en la Alta Normandía—, hicieron que su tren de vida fuera cada vez más austero, reduciéndose la servidumbre al mínimo.

Creyendo que nada se podía hacer frente al poderío de Francia, Fernando pretendió unir sus intereses a los de Bonaparte, y mantuvo una correspondencia servil con el corso, hasta el punto de que éste, en su destierro de Santa Elena, recordaba así la actuación del monarca español:

    "No cesaba Fernando de pedirme una esposa de mi elección: me escribía espontáneamente para cumplimentarme siempre que yo conseguía alguna victoria; expidió proclamas a los españoles para que se sometiesen, y reconoció a José, lo que quizás se habrá considerado hijo de la fuerza, sin serlo; pero además me pidió su gran banda, me ofreció a su hermano don Carlos para mandar los regimientos españoles que iban a Rusia, cosas todas que de ningún modo tenía precisión de hacer. En fin, me instó vivamente para que le dejase ir a mi Corte de París, y si yo no me presté a un espectáculo que hubiera llamado la atención de Europa, probando de esta manera toda la estabilidad de mi poder, fue porque la gravedad de las circunstancias me llamaba fuera del Imperio y mis frecuentes ausencias de la capital no me proporcionaban ocasión".

Su humillación servil le llegó al punto de organizar una fastuosa fiesta con brindis, banquete, concierto, iluminación especial y un solemne Te Deum con ocasión de la boda de Bonaparte con María Luisa de Austria en 1810. Cuando el corso reprodujo la correspondencia que le enviaba Fernando en Le Moniteur, para que todos, en especial los españoles, vieran su actuación, éste se apresuró a agradecer con desvergüenza a su Emperador que hubiese hecho público de tal modo el amor que le profesaba.

Sin embargo, la condición de prisionero de Napoleón creó en Fernando el mito del Deseado, víctima inocente de la tiranía napoleónica. El 11 de agosto, el Consejo de Castilla invalidó las abdicaciones de Bayona , y el 24 de agosto se proclamó rey in absentia a Fernando VII en Madrid. Las Cortes de Cádiz, que redactaron y aprobaron la Constitución de 1812 no cuestionaron en ningún momento la persona del monarca y lo declararon como único y legítimo rey de la Nación española.

Siguiendo el ejemplo de las Cortes de Cádiz, se organizaron Juntas de Gobierno provisionales en la mayoría de las ciudades de los territorios en América, las cuales comenzaron por desconocer la autoridad napoleónica para, posteriormente, aprovechar la situación y declarar su independencia total del Imperio Español, dando inicio así a las Guerras de Independencia Hispanoamericana.


El regreso de El Deseado

En julio de 1812, el duque de Wellington, al frente de un ejército anglohispano y operando desde Portugal, derrotó a los franceses en Arapiles, expulsándolos de Andalucía y amenazando Madrid. Si bien los franceses contraatacaron, una nueva retirada de tropas francesas de España tras la catastrófica campaña de Rusia a comienzos de 1813 permitió a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a José Bonaparte de Madrid y derrotar a los franceses en Vitoria y San Marcial. José Bonaparte dejó el país, y Napoleón se aprestó a defender su frontera sur hasta poder negociar una salida.

Fernando, al ver que por fin la estrella de Bonaparte empezaba a declinar, se negó arrogantemente a tratar con el gobernante de Francia sin el consentimiento de la nación española y la Regencia. Pero temiendo que hubiera un brote revolucionario en España, se avino a negociar. Por el Tratado de Valençay de 11 de diciembre de 1813, Napoleón reconoció a Fernando VII como Rey, recuperando así su trono y todos los territorios y propiedades de la Corona y sus súbditos antes de 1808, tanto en territorio nacional como en el extranjero; a cambio se avenía a la paz con Francia, el desalojo de los británicos y su neutralidad en lo que quedaba de guerra. También acordó el perdón de los partidarios de José I, los afrancesados.

Aunque el tratado no fue ratificado por la Regencia, Fernando VII fue liberado, se le concedió pasaporte el 7 de marzo de 1814, salió de Valençay el 14, viajó hacia Toulouse y Perpiñán, cruzó la frontera española y fue recibido en Figueras por el general Copons ocho días después, el 22 de marzo. Respecto a la Constitución de 1812, el decreto de las Cortes de 2 de febrero de 1814 había establecido que "no se reconocerá por libre al Rey, ni por tanto se le prestará obediencia, hasta que en el seno del Congreso nacional preste el juramento prescrito en el artículo 173 de la Constitución". Fernando VII se negó a seguir el camino marcado por la Regencia, pasó por Gerona, Tarragona y Reus, se desvió a Zaragoza donde pasó la Semana Santa invitado por Palafox, fue a Teruel y entró en Valencia el 16 de abril. Allí le esperaba el cardenal arzobispo de Toledo, Luis de Borbón, presidente de la Regencia y favorable a las reformas liberales de 1812, y una representación de las Cortes de Cádiz presidida por Bernardo Mozo de Rosales, encargado de entregar al rey un manifiesto firmado por 69 diputados absolutistas. Era el llamado Manifiesto de los Persas, que propugnaba la supresión de la Cámara gaditana y justificaba la restauración del Antiguo Régimen. El 17 de abril, el general Elío, al mando del Segundo Ejército, puso sus tropas a disposición del rey y le invitó a recobrar sus derechos. Fue el primer pronunciamiento de la historia de España.

El 4 de mayo de 1814, Fernando VII promulgó un decreto, redactado por Juan Pérez Villamil y Miguel de Lardizábal, que restablecía la monarquía absoluta y declaraba nula y sin efecto toda la obra de las Cortes de Cádiz:

[...] mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución, ni a decreto alguno de las Cortes [...] sino el de declarar aquella Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquiera clase y condición a cumplirlos ni guardarlos.

Modesto Lafuente (1869), Historia general de España, tomo XXVI, 2.ª ed.

Tras reponerse de un ataque de gota, el rey salió el 5 de mayo desde Valencia hacia Madrid. Había nombrado capitán general de Castilla la Nueva a Francisco de Eguía, absolutista acérrimo, quien se adelantó a la comitiva real y se encargó expeditivamente de organizar la represión en la capital, arrestar a los diputados doceañistas y despejar el panorama para la entrada triunfal del monarca. Detenidos los miembros de la Regencia, los ministros y los partidarios de la soberanía nacional, el golpe de estado se consumó en la madrugada del 11 de mayo con la disolución de las Cortes exigida por Eguía y ejecutada sin oposición por su presidente Antonio Joaquín Pérez, uno de los firmantes del Manifiesto de los Persas.

El 13 de mayo, Fernando VII, que había permanecido en Aranjuez desde el día 10 a la espera de los acontecimientos, entró por fin en Madrid.


Reinado

Durante la primera etapa del reinado, entre los años 1814 y 1820, el rey restableció el absolutismo anterior al periodo constitucional. La tarea que aguardaba a Fernando era extremadamente compleja. Habría tenido que contar con unos ministros excepcionalmente capaces para poner orden en un país devastado por seis años de guerra, pero apenas contó con un par de estadistas de cierta talla. La inestabilidad del gobierno fue constante, y los fracasos a la hora de resolver adecuadamente los problemas determinaron los continuos cambios ministeriales.

Durante la primera etapa del reinado, entre los años 1814 y 1820, el rey restableció el absolutismo anterior al periodo constitucional. La tarea que aguardaba a Fernando era extremadamente compleja. Habría tenido que contar con unos ministros excepcionalmente capaces para poner orden en un país devastado por seis años de guerra, pero apenas contó con un par de estadistas de cierta talla. La inestabilidad del gobierno fue constante, y los fracasos a la hora de resolver adecuadamente los problemas determinaron los continuos cambios ministeriales.

Fue un periodo de persecución de los liberales, los cuales, apoyados por parte del Ejército, la burguesía y organizaciones secretas como la masonería, intentaron sublevarse varias veces para restablecer la Constitución. Por otra parte, a pesar de que Fernando VII había prometido respetar a los afrancesados, nada más llegar procedió a desterrar a todos aquellos que habían ocupado cargos de cualquier tipo en la administración de José I.

Durante el período desaparecieron la prensa libre, las diputaciones y ayuntamientos constitucionales y se cerraron las Universidades. Se restableció la organización gremial y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia.

En enero de 1820 se produjo una sublevación entre las fuerzas expedicionarias acantonadas en la península que debían partir hacia América para reprimir la insurrección de las colonias españolas. Aunque este pronunciamiento, encabezado por Rafael de Riego, no tuvo el éxito necesario, el gobierno tampoco fue capaz de sofocarlo y poco después, una sucesión de sublevaciones comenzó en Galicia y se extendió por toda España. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución en Madrid el 10 de marzo de 1820, con la histórica frase:

    «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional».

Comenzó así el Trienio Liberal o Constitucional.

Durante el Trienio, se propusieron medidas en contra del absolutismo y se suprimen la Inquisición y los señoríos. Sin embargo, aunque el rey aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba secretamente para restablecer el absolutismo (Regencia de Urgel; sublevación de la Guardia Real en julio de 1822, sofocada por la Milicia Urbana de Madrid). Finalmente, la intervención del ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, bajo los auspicios de la Santa Alianza, restableció la monarquía absoluta en España (octubre de 1823). Se eliminaron todos los cambios del Trienio liberal; por ejemplo, se restablecieron los privilegios de los señoríos y mayorazgos, con la única excepción de la supresión de la Inquisición.

Se inició así su última época de reinado, la llamada Década Ominosa (1823-1833), en la que se produjo una durísima represión de los elementos liberales, acompañada del cierre de periódicos y universidades. La Real Cédula de 1 de agosto de 1824 prohibió «absolutamente» en España e Indias las sociedades de francmasones y otras cualesquiera secretas. Al mismo tiempo se registraron levantamientos absolutistas instigados por el clero y por los partidarios del infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando, que se perfilaba como sucesor.

También se consumó la práctica desaparición del Imperio español. En un proceso paralelo al de la Península tras la invasión francesa, la mayor parte de los territorios americanos declararon su independencia y comenzaron un tortuoso camino hacia repúblicas liberales (Santo Domingo también declaró su independencia pero poco después fue ocupada por Haití). Sólo las islas caribeñas de Cuba y Puerto Rico, junto con las Filipinas, las Marianas (incluyendo Guam) y las Carolinas, en el Pacífico, permanecían bajo el dominio de España.

En 1829 una expedición partió desde Cuba con la intención de reconquistar México al mando del almirante Isidro Barradas. La empresa acabó finalmente derrotada por las tropas mexicanas.

Durante su reinado otorgó entre títulos de España y títulos de Indias: 123 títulos nobiliarios, de los cuales 22 fueron Grandes de España.


Sucesión de Fernando VII

El 31 de marzo de 1830 Fernando promulgó la Pragmática Sanción, aprobada el 30 de septiembre de 1789, bajo Carlos IV pero que no se había hecho efectiva por razones de política exterior. La Pragmática establecía que si el rey no tenía heredero varón, heredaría la hija mayor. Esto excluía, en la práctica, al infante Don Carlos María Isidro de la sucesión, por cuanto ya fuese niño o niña quien naciese sería el heredero directo del rey. De esta forma, su hija Isabel (la futura Isabel II), nacida poco después, se veía reconocida como heredera de la corona, con gran disgusto de los partidarios de don Carlos, el hermano del rey.

En 1832, hallándose el rey enfermo de gravedad en La Granja, cortesanos partidarios del infante consiguieron que Fernando VII firmara un Decreto derogando la Pragmática. Con la mejoría de salud del Rey, el Gobierno de Francisco Cea Bermúdez, la puso de nuevo en vigor. Tras ello, Don Carlos marchó a Portugal. Entre tanto, María Cristina, nombrada regente durante la grave enfermedad del rey (la heredera Isabel apenas tenía tres años en ese momento), inició un acercamiento hacia los liberales y concedió una amplia amnistía para los liberales exiliados, prefigurando el viraje político hacia el liberalismo que se produciría a la muerte del rey. Fernando murió en 1833 sin hijos varones, había tenido otra hija la infanta Luisa Fernanda. El infante don Carlos, junto a otros realistas que consideraban que el legítimo heredero era el hermano del rey y no su hija primogénita, se sublevaron y empezó la Primera Guerra Carlista. Con ello hizo su aparición el carlismo.


2 Semblanza del rey

Llano en el trato, Fernando VII era un hombre inteligente y astuto, que llegó a traducir del francés la Historia de las Revoluciones de la República Romana, del abad René de Vertot. Tenía no obstante poca curiosidad y escasa altura de pensamiento. Todos los que lo conocieron certificaron su falacia, doblez, cobardía y falta de interés por los asuntos de Estado, que prefería abandonar en sus ministros. Sumamente introvertido, hablaba y reía poco; si acaso, y como por excepción, para dejar de manifiesto su humor cruel. Sus aficiones eran de lo más mundano y prefería rodearse de gente ordinaria y vulgar. Su mayor pasión eran los toros. Pese a todo, era un hombre cultivado, amante de la música y el teatro, aficionado a la lectura y hábil guitarrista.

Físicamente era robusto, pero poco agraciado y de salud débil. Desde su juventud tuvo tendencia a la obesidad. Fumaba decenas de cigarros al día y comía una cantidad excesiva de carne, en especial su plato favorito, el cocido. Incluso en su lecho de muerte, aquejado de gota, y ante la insistencia de los médicos de que rebajara su consumo de carne, aceptó tomar sólo sopa... pero de cocido. Padecía macrosomía genital y sus médicos hubieron de fabricarle una almohadilla circular con un agujero central para que pudiera yacer con la Reina sin hacerle daño.


3 Fernando VII y las artes y las ciencias

El rey Fernando VII tuvo la suerte de contar con buenos pintores y mantuvo el mecenazgo borbónico hacia artistas como Francisco de Goya, Vicente López Portaña o José Madrazo. Según Mesonero Romanos, aún "acudía en los últimos días de su existencia, trémulo y fatigoso, a la solemne repartición de premios de la Real Academia de San Fernando."

Apoyado por su segunda esposa, Isabel de Braganza, Fernando retomó la idea de José I de crear un Museo Real de Pinturas, y decidió convertir en tal el edificio que Juan de Villanueva había creado como Gabinete de Historia Natural. Gracias a su iniciativa y financiación personal nacía así el actual Museo del Prado, inaugurado en presencia del propio monarca y su tercera esposa el 19 de noviembre de 1819.

A pesar del supuesto deterioro de la ciencia española y de la fuga de científicos importantes durante su reinado, se deben a Fernando VII una serie de capitales iniciativas. En 1815 ordenó la restauración del Observatorio Astronómico, muy dañado durante la Francesada. También se reestructuró en aquel tiempo el Real Gabinete de Máquinas en el llamado Conservatorio de Artes.

Por otra parte, Fernando VII es el protagonista de algunas célebres novelas históricas, como Memoria secreta del hermano Leviatán (1988) de Juan Van-Halen y El rey felón (2009) de José Luis Corral.


4 Matrimonios y descendencia

Fernando VII contrajo matrimonio en cuatro ocasiones. En 1802 se casó con su prima María Antonia de Nápoles (1784-1806), hija de Fernando IV de Nápoles y María Carolina de Austria. María Antonia sufrió dos abortos, y no hubo descendencia.

En 1816 Fernando se casó en segundas nupcias con su sobrina María Isabel de Braganza, Infanta de Portugal (1797-1818), hija de su hermana mayor Carlota Joaquina y de Juan VI de Portugal. Dio a luz a una hija que vivió poco más de cuatro meses. Poco después, estando de nuevo embarazada, falleció. Modesto Lafuente dice que murió de un ataque de alferecía y fue el primero que se hizo eco de los rumores a que dio origen el suceso: hallándose en avanzado estado de gestación y suponiéndola muerta, los médicos procedieron a extraer el feto, momento en el que la infortunada madre profirió un agudo grito de dolor que demostraba que todavía estaba viva.

En 1819 se casó por tercera vez con María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829), hija de Maximiliano de Sajonia y Carolina de Borbón-Parma. No tuvieron descendencia.

Finalmente, en 1829, se casó con otra de sus sobrinas, María Cristina de las Dos Sicilias (1806–1878), hija de su hermana menor María Isabel de Borbón y Francisco I de las Dos Sicilias. Tuvieron dos hijas:

  •     Isabel II (1830-1904), reina de España (1833-1868).
  •     Luisa Fernanda (1832-1897), infanta de España, casada con el duque de Montpensier.

5 Anecdotario

El monarca protagonizó numerosas anécdotas, algunas de las cuales han calado en el acervo popular español:

  •     Según Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, cuando Napoleón se hubo escapado de la isla de Elba y regresado a Francia, el ayuda de cámara, nervioso, no acertaba a vestir a Fernando para la reunión del gabinete convocada para tratar el problema, y el rey dijo: «Vísteme despacio, que tengo prisa».
  •     Mesonero Romanos cuenta que, en 1818, con motivo de su visita a la Exposición Pública de Industria Española, cuando los fabricantes de telas catalanes le mostraron su género pidiendo medidas proteccionistas, el rey exclamó "¡Bah! Todas estas son cosas de mujeres". Y se fue a dar un paseo por el Retiro.
  •     El rey era un gran aficionado al billar, y solía jugar con los miembros de su camarilla. Estos, deseosos de agradar al soberano, procuraban siempre fallar sus golpes y hacer que las bolas quedasen en inmejorable situación para que el monarca hiciese sucesivas carambolas. De ahí proviene la frase hecha "Así se las ponían a Fernando VII".




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Felipe V de Borbón / Felipe V de España
« en: 17-Jun-2014, 18:41  »


Felipe V de España


Felipe V de Borbón, llamado el Animoso (Versalles, 19 de diciembre de 1683-Madrid, 9 de julio de 1746), fue rey de España desde el 16 de noviembre de 1700 hasta su muerte en 1746, con una breve interrupción (comprendida entre el 16 de enero y el 5 de septiembre de 1724), por causa de la abdicación en su hijo Luis I, prematuramente fallecido el 31 de agosto de 1724.

Fue el sucesor del último monarca de la Casa de Austria, su tío-abuelo Carlos II, por lo que se convirtió en el primer rey de la Casa de Borbón en España. Su reinado de 45 años y 3 días (como ya se ha señalado, en dos periodos separados) es el más prolongado en la historia de este país.


1 Reinado

Ascenso al trono y llegada a España

Philippe de Bourbon, duque de Anjou, nació en Versalles como segundo de los hijos de Luis, Gran Delfín de Francia y de María Ana de Baviera, nieto por tanto del rey Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, nacida infanta de España, y biznieto de Felipe IV, de la Casa de Austria.

Al no tratarse del primogénito, sus posibilidades de heredar el trono de Francia parecían escasas, al igual que, por su ascendencia española, las posibilidades de heredar el de España, ya que su abuela paterna María Teresa (hija de Felipe IV —de su primer matrimonio, con Isabel de Borbón— y por tanto hermanastra del rey Carlos II de España —nacido del segundo matrimonio de aquél, con Mariana de Austria—) había renunciado a sus derechos al trono español para poder casarse con el rey de Francia (que por otro lado era también primo hermano suyo, tanto por parte de padre como de madre). De hecho, Luis XIV y los demás reyes europeos ya habían pactado que el heredero del trono de España sería José Fernando de Baviera, ante la previsible muerte sin herederos de Carlos II. Este Primer Tratado de Partición de España, firmado en La Haya en 1698, adjudicaba a José Fernando todos los reinos peninsulares —salvo Guipúzcoa—, así como Cerdeña, los Países Bajos españoles y todos los territorios americanos. Por su parte Francia se quedaría con Guipúzcoa, Nápoles y Sicilia, mientras que Austria se quedaría con el Milanesado.

Pero la muerte de José Fernando de Baviera en 1699 frustó dicha partición, con lo cual se negoció un nuevo Tratado de Partición —a espaldas de España—, y de quien debería ser su rey, firmándose el Segundo Tratado de Partición en 1700. Este reconocía como heredero al archiduque Carlos, asignándole todos los reinos peninsulares, los Países Bajos españoles y las Indias; por contra Nápoles, Sicilia y Toscana serían para el Delfín de Francia, mientras que el emperador Leopoldo, duque de Lorena, recibiría el Milanesado a cambio de ceder Lorena y Bar al Delfín de Francia. Pero si tanto Francia, como Holanda e Inglaterra estaban satisfechos con el acuerdo, el emperador no lo estaba y reclamaba la totalidad de la herencia española, ya que pensaba que el propio Carlos II nombraría heredero universal al archiduque. Sin embargo Carlos II nombró heredero a su sobrino-nieto Felipe, con la esperanza de que Luis XIV evitara la división de su imperio, al ser rey de España su propio nieto. Poco después, el 1 de noviembre de 1700, moría Carlos II y Felipe de Borbón, duque de Anjou, aceptaba la Corona el 16 de noviembre.

La noticia de la muerte de Carlos II el 1 de noviembre en Madrid llegó a Versalles el 6 de noviembre. El 16 de noviembre de 1700 Luis XIV anunció en el tribunal español que acepta la voluntad de su primo, hermano y sobrino. A continuación se presenta a su nieto, de diecisiete años, a la Corte con estas palabras: «Señores, he aquí el Rey de España». Entonces le dijo a su nieto: «Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones es la manera de hacerlos felices y preservar la paz de Europa».

Tras el evento, el Imperio español y todas las monarquías europeas —a excepción de la Casa de Austria— reconocieron al nuevo rey. Felipe V dejó Versalles el 4 de diciembre y entró a España por Irún el 22 de enero de 1701, haciendo su entrada triunfal en Madrid el 18 de febrero. Pero después de unos meses de reinado, los errores políticos se acumularon:

  • El 1 de febrero de 1701 el Parlamento de París conservó las cartas de derechos de Felipe V, preservando su derecho al trono de Francia.
  • En febrero de 1701 Luis XIV, a petición del Consejo de Regencia español, envió tropas francesas junto a las guarniciones españolas de los Países Bajos Españoles, en la frontera con las Provincias Unidas, instaladas de acuerdo a un tratado bilateral firmado con España en 1698.
  • Tras el fallecimiento en el exilio de Jacobo II de Inglaterra, en septiembre de 1701, Luis XIV reconoció como rey de Inglaterra y Escocia a su hijo Jacobo Estuardo, el viejo pretendiente, con gran indignación del rey Guillermo III de Inglaterra.
  • Los franceses se establecieron en los altos cargos en Madrid y la nueva forma de orientar la política española.

Aunque la mayoría de los países aceptaron al nuevo rey el emperador Leopoldo se negó a hacerlo al considerar que el archiduque Carlos de Austria, su segundo hijo, tenía más derechos al trono. Poco después Luis XIV reconoció que los derechos sucesorios a la Corona de Francia de su nieto segundogénito, el nuevo rey de España, permanecían intactos. A pesar de que la posibilidad de que Felipe heredara el trono francés era remota, ya que el hijo de Luis XIV, el Gran Delfín, gozaba de una excelente salud, y el hijo de éste y hermano mayor de Felipe, estaba también en edad de reinar y casado, la perspectiva de una unión de Coronas de España y Francia bajo la Casa de Borbón pilotada desde la corte de Versalles era temida por el resto de potencias. Ante esta situación, Inglaterra-Escocia, las Provincias Unidas (ambos países bajo la autoridad de Guillermo III de Inglaterra, rey de Inglaterra y Escocia y estatúder de las Provincias Unidas), junto con los Habsburgo austríacos, firmaron en septiembre de 1701 el Tratado de La Haya. Previamente el rey francés había establecido una alianza formal con el elector de Baviera en el tratado de Versalles de marzo de 1701,10 y en septiembre de 1701 Luis XIV logró que Felipe V se casara con María Luisa Gabriela de Saboya, que se convertiría en su mayor apoyo en los difíciles momentos que pronto tendrían lugar; ya su hermano, el duque de Borgoña se había casado con la hermana de María Luisa, con lo que el matrimonio de las dos hermanas con dos hermanos iba dirigido a lograr una alianza con Saboya y a facilitar la entrada francesa en Italia.

En mayo de 1701 los ejércitos austríacos penetraron en Italia sin previa declaración de guerra con la intención de ocupar las posesiones españolas. En septiembre, el emperador, Inglaterra y los Países Bajos firmaron el Tratado de La Haya, estableciéndose una Alianza con la que oponerse a Francia y España. Finalmente, en mayo de 1702 esta «Gran Alianza» declaró la guerra a Francia y España, dando así comienzo formal a la Guerra de Sucesión Española.


Guerra de Sucesión Española (1701–1713)

La Guerra de Sucesión era un conflicto internacional, pero también un conflicto civil, pues mientras la Corona de Castilla y Navarra se mantuvieron fieles al candidato borbónico, la mayor parte de la Corona de Aragón prestó su apoyo al candidato austriaco. En el interior los combates fueron favorables a las tropas felipistas, que tras la victoria de Almansa (1707) obtuvieron el control sobre Aragón y Valencia.

En 1713 el Archiduque Carlos fue elegido emperador de Alemania. Las potencias europeas, temerosas ahora del excesivo poder de los Habsburgo, retiraron sus tropas y firmaron ese mismo año el Tratado de Utrecht, en los que España perdía sus posesiones en Europa y conservaba los territorios metropolitanos (a excepción Gibraltar y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y de ultramar. No obstante, Felipe fue reconocido como legítimo rey de España por todos los países, con excepción del archiduque Carlos, entonces ya emperador, que seguía reclamando para sí mismo el trono español.


Política interior

A pesar de las condiciones personales y de su enfermedad, que le sumía en intermitentes y largas demencias, supo elegir a sus ministros: desde los primeros gobiernos franceses, seguidos por el de Julio Alberoni y, tras la aventura del barón de Ripperdá, por los ministros españoles, entre los que destacó, por su programa de gobierno interior y por su acción diplomática, José Patiño. Actuaban desde las secretarías de Estado y de Despacho, el equivalente más cercano a los ministerios posteriores, que suplantaron a los consejos del régimen polisinodial de los Austrias, reservados para honores y consideraciones pero vaciados de poder, a excepción del Consejo de Castilla, creciente en sus atribuciones. Por ello, la oposición a los gobiernos de Felipe V provino siempre de los nobles relegados.

Durante su largo reinado consiguió cierta reconstrucción interior en lo que respecta a la Hacienda, al Ejército y a la Armada, prácticamente recreada por exigencias de la explotación racional de las Indias, y como medio inevitable para afrontar las rivalidades marítimas y coloniales de Inglaterra. El logro fundamental, no obstante, fue el de la centralización y unificación administrativa y la creación de un Estado moderno, sin las dificultades que supusieran antes los reinos históricos de la Corona de Aragón, incorporados al sistema fiscal y con sus fueros y derecho público (no así el privado) abolidos con la aplicación de los Decretos de Nueva Planta. Se gobernó España desde Madrid.

Los Decretos de Nueva Planta (Decreto de 1707 para Aragón y Valencia, de 1715 para Mallorca y de 1716 para Cataluña) impusieron el modelo jurídico, político y administrativo castellano en los territorios de la Corona de Aragón, que habían tendido, especialmente en Cataluña, a apoyar las pretensiones del candidato austriaco. Sólo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus fueros y sus instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española. Así, el Estado se organizó en provincias gobernadas por un Capitán General y una audiencia, que se encargaron de la administración con total lealtad al gobierno de Madrid. Además, para la administración económica y financiera se establecieron las Intendencias provinciales, siguiendo el modelo francés, lo que conllevó la aparición de la figura de los intendentes.

Para el gobierno central se crearon las secretarías de Estado, antecesoras de los actuales ministerios, cuyos cargos eran ocupados por funcionarios nombrados por el rey. Se abolieron los Consejos de los territorios desaparecidos jurídica o físicamente de la Monarquía Católica (Consejos de Aragón, Italia y Flandes). Quedaron pues el de Navarra, el de Indias, el de la Inquisición, el de Órdenes (el único que ha pervivido hasta nuestros días), etc. De hecho, todo se concentró en el Consejo de Castilla. Además se organizaron las Cortes de Castilla en las que se integraron progresivamente representantes de los antiguos estados aragoneses. No obstante el declive de las Cortes Castellanas continuó como en los siglos precedentes, con un papel meramente protocolario (como juras de los Príncipes de Asturias).

Felipe V se enfrentó a la ruinosa situación económica y financiera del Estado, luchando contra la corrupción y estableciendo nuevos impuestos para hacer más equitativa la carga fiscal. Fomentó la intervención del Estado en la economía, favoreciendo la agricultura y creando las llamadas manufacturas reales. Al final de su reinado los ingresos de la Hacienda se habían multiplicado y la economía había mejorado sustancialmente.

Siguiendo el ejemplo de su abuelo Luis XIV, quien consideraba la cultura y el arte como un medio para demostrar la grandeza real, Felipe V fomentó el desarrollo artístico y cultural. Ordenó la construcción del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, inspirado en el estilo francés cuyo modelo paradigmático era Versalles, al cual se retiraba para cazar y recuperarse de su depresión. Con todo la influencia italiana en el arte cortesano del reinado es notoria, debida principalmente a la fuerte personalidad de la reina Isabel Farnesio. Felipe V adquirió para decorar la Granja importantes esculturas romanas de Cristina de Suecia. Su otro gran proyecto artístico fue el Palacio Real de Madrid, que ordenó construir tras el incendio del Real Alcázar de Madrid, que siempre le disgustó. Durante su reinado se amplió y reformó notablemente el palacio de Aranjuez. Su reinado coincidió con la introducción en España el estilo rococó. Felipe V fue también el fundador de organismos culturales tan prestigiosos como la Real Academia Española y la Real Academia de la Historia, siguiendo el modelo francés.

También en el terreno del derecho dinástico Felipe V instauró en España los usos franceses. Así, tras un intento de establecer la Ley Sálica frustrado por la oposición de las Cortes, el 10 de mayo de 1713 promulgó un nuevo reglamento de sucesión, que constituyó la Ley de Sucesión Fundamental, en el que las mujeres sólo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos), con lo que se pretendía bloquear el acceso de dinastías extranjeras al trono español.

Como consecuencia de las necesidades de la guerra y siguiendo el modelo francés, Felipe V realizó una profunda remodelación del ejército, sustituyendo los antiguos tercios por un nuevo modelo militar basado en brigadas, regimientos, batallones, compañías y escuadrones. Se introdujeron novedades como los uniformes, los fusiles y la bayoneta, y se perfeccionó la artillería. Durante el reinado de Felipe V se inicia la reconstrucción de la armada española, construyéndose buques más modernos y nuevos astilleros y organizando las distintas flotillas y armadas en la Armada Española (1717). Esta política sería proseguida por sus hijos, y hasta finalizar el siglo el poder naval español siguió siendo uno de los más importantes del mundo.

Cabe destacar que, si bien Felipe V tenía un poder absoluto, nunca gobernó como tal. La enfermedad que padecía desde la adolescencia y que provocaba en el rey ataques transitorios de depresión (Isabel de Farnesio pretendió curar la melancolía del rey con el canto del castrato Farinelli) impidió que Felipe V pudiera cumplir regularmente con sus tareas de gobierno. Por ello, el verdadero poder lo ejercieron sus primeros ministros, algunos cortesanos como la princesa de los Ursinos, y posteriormente su segunda mujer, Isabel de Farnesio, con la que se había casado en 1714.

Reformas políticas y administrativas:

Felipe V haría que la administración pública corriera directamente por cuenta del Estado y se establecieron las intendencias. La administración sería ejercida en adelante por la Corona y por funcionarios públicos especialmente nombrados para tales fines. Todas las funciones de la administración pública debían caer en manos de profesionales. El nombramiento de los funcionarios tendría en cuenta únicamente su preparación y competencia. Sólo ascenderían por sus méritos y debían percibir un buen salario para evitar la corrupción.

Felipe V realizó una completa modernización de las técnicas administrativas. Esto sería posible gracias al profesionalismo de los funcionarios públicos y a la elaboración de leyes e indicaciones claras. La rendición de cuentas a las autoridades sería regular y periódica, y la fiscalización se realizaría permanentemente, pudiendo sustituir al funcionario que no cumpliera sus funciones.

Se constituyó la obligatoria e inmediata observancia de la ley. Durante los siglos XVI y XVII muchas ordenanzas enviadas desde la metrópoli fueron «acatadas, mas no cumplidas» por las autoridades coloniales. Según el historiador Céspedes del Castillo, la meta reformadora consistió en sustituir esa fórmula por otra como esta: "Obedezco, cumplo e informo de haberlo hecho con rapidez y exactitud". Por último se limitaron el poder del Arzobispado y las funciones de los obispos, reduciendo el poder de la iglesia.

Reformas económicas:

Se fortalecieron y regularon las actividades económicas. España debía recuperar el comercio con sus posesiones de ultramar, arrebatándoselo a los franceses e ingleses, y combatir el contrabando. Se mejoró el sistema fiscal. También se aumentaron los impuestos y se crearon aduanas, encargadas de recaudar los impuestos del comercio interior y exterior.

Felipe V ratificó las medidas mercantilistas, como la prohibición de importar manufacturas textiles o la de exportar grano; y se intentó reanimar el comercio colonial a través de la creación de compañías privilegiadas de comercio (al estilo de los Países Bajos o el Reino de Gran Bretaña) aunque no tuvieron demasiado éxito. Las cláusulas del tratado de Utrecht que daban a Inglaterra el derecho a un navío de permiso y el asiento de negros hacían que fuera más sencillo para los comerciantes ingleses que para los españoles (sujetos a las reglamentaciones monopolísticas de la flota de Cádiz y la Casa de Contratación).

Reformas educativas:

El control de la educación pasa a manos del Estado.[cita requerida] La instrucción también fue objeto de reforma; la enseñanza primaria siguió en manos de las órdenes religiosas ante la falta de profesorado competente. Sin embargo, la educación universitaria fue reformada a fondo. Se crearon nuevas instituciones de educación superior llamadas “colegios mayores”, que eran administrados por el Estado, como el Colegio de Minería; en ellos se implantó el sistema de provisión de becas. Las academias científicas completaron las reformas en este campo.


Política exterior (1715 – 1724)

Los protagonistas de este período fueron Isabel de Farnesio y el primer ministro Giulio Alberoni, agente de la corte de Parma que había negociado su enlace matrimonial y que actuó como el hombre fuerte en la Corte. La muerte de su abuelo Luis XIV de Francia produjo el ascenso como regente de Francia del duque de Orleans, enemigo personal de Felipe V, frustrando toda posible aspiración a intervenir de ningún modo en Versalles. Esto llevó a un giro en la política exterior, que se sumó al producido en el interior.

Cabe destacar de esta fase la política exterior, que partió del rechazo de los tratados de Utrecht y Rastatt y tuvo como objetivo la recuperación de los territorios italianos para situar en ellos a los hijos de Isabel de Farnesio y crear reinos satélites de España.

En 1717 las tropas españolas conquistaron Cerdeña e invadieron Sicilia al año siguiente. Por ello, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria firmaron la Cuádruple Alianza contra España. Una escuadra inglesa destruyó la armada española en Cabo Pesaro y los aliados solicitaron la dimisión de Giulio Alberoni, promotor de esta política, como condición para la paz.


Abdicación, reinado de Luis I y recuperación del trono (1724)

El 10 de enero de 1724 el rey Felipe V firmó un decreto por el que abdicaba en su hijo Luis, de diecisiete años, casado con Luisa Isabel de Orleans, dos años menor que éste. El príncipe recibió los documentos el 15, siendo publicada la disposición al día siguiente. Los motivos de esta abdicación son objeto de discusión. Durante la época se dijo que el monarca esperaba acceder al trono de Francia ante una posible muerte prematura de Luis XV que le convertiría en su sucesor, siempre y cuando no ocupara el trono español (puesto que el Tratado de Utrecht prohibía que España y Francia estuvieran regidos por una misma persona). O también es posible que la abdicación de Felipe V fuese la acción de un hombre enfermo de mente que es consciente de que no está en condiciones de gobernar y se quita de en medio. Este último punto de vista es el que defendió el historiador Pedro Voltes: Felipe V abdicó a causa de la fuerte depresión que sufrió en aquellos años.

Los reyes padres Felipe e Isabel se retiraron al Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, pero la reina estuvo siempre perfectamente informada de lo que sucedía en la corte de Madrid.

Luis I reinó sólo durante ocho meses. A mediados de agosto enfermó de viruela y murió el 31. Al haber abdicado Felipe V, su sucesor tendría que haber sido el otro hijo varón Fernando, de once años de edad, pero la rápida actuación de la reina Isabel de Farnesio lo impidió. Tuvo que hacer frente a ciertos sectores de la nobleza castellana que apoyaban la opción de Fernando argumentando que no cabía la marcha atrás en la abdicación de un rey. "El mismo confesor del rey, padre Bermúdez, entendía que era pecado mortal reasumir una corona a la cual había renunciado con todas las solemnidades. El confesor reunió luego, a petición del monarca una junta de teólogos en el conventos de jesuitas, la cual fue contraria a que Felipe V volviera al trono y sólo estaba dispuesta a aprobar que ejerciera el poder como regente de su hijo y heredero, Fernando. Ni como regente ni como rey ni como nada, contestó Felipe V colérico, deseoso de rumiar en paz su depresión". Para contrarrestar la opinión de los teólogos la reina presionó al Consejo de Castilla, para que pidiera a Felipe V que recobrara el trono. El 7 de septiembre de 1724, una semana después de la muerte de su hijo, Luis, Felipe V volvía a ostentar la Corona de la Monarquía de España, y su hijo Fernando era proclamado como el nuevo Príncipe de Asturias y jurado poco después por las Cortes de Castilla, convocadas con tal fin.


Política exterior (1725–1746)

En 1725 se firmaron tratados de paz y alianza con Carlos VI de Austria, y al año siguiente comenzó la guerra hispano-británica. Esta rivalidad, originada de las ventajas que había obtenido Inglaterra en el Tratado de Utrecht, marcó el resto del reinado con incesantes incidentes marítimos (desde 1739 la conocida con el nombre de Guerra del Asiento). La organización de la Liga de Hannover entre las potencias europeas recelosas del tratado hispano-austriaco obligó a denunciarlo y a firmar el Convenio de El Pardo (1728) que reconoció definitivamente la vigencia del Tratado de Utrecht. Bajo la dirección de Patiño se reorientó la política exterior, buscando la alianza con Francia a través del Primer Pacto de Familia (1733), en el contexto de la Guerra de Sucesión Polaca.

La ambivalente posición frente al tratado de Utrecht y la política europea de Francia también tuvieron como objetivo la recuperación de los territorios italianos para situar en ellos a los hijos de Isabel de Farnesio y crear reinos satélites de España. La tarea fue encomendada a Carlos, el futuro Carlos III de España, que empezó por Plasencia, Parma y Toscana (1732) para luego ocupar el trono de Nápoles (1734) (los tres ducados hubieron de ser devueltos a Austria, para ser más tarde recuperados, menos Toscana, por el infante Felipe). España volvió a ser una potencia naval dominando el Atlántico, y a tener en cuenta en el Mediterráneo Occidental (aunque Inglaterra siguió controlando Gibraltar y Menorca). El nuevo ministro José del Campillo y Cossío, en el contexto de la Guerra de Sucesión Austríaca llevó al Segundo Pacto de Familia (1743).

Sacro Imperio Romano Germánico:

El tratado de Viena de 1725 fue firmado por Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico y Felipe V de España. Según los términos del acuerdo Carlos VI renunciaba a sus aspiraciones al trono español mantenidas durante la guerra de sucesión española, mientras Felipe V renunciaba a los territorios del imperio en Italia y los Países Bajos.

En la firma del tratado comparecieron Eugenio de Saboya, Felipe Ludovico y Gundavaro Thomas en nombre de Carlos VI y Juan Guillermo Ripperdá en representación de Felipe V.

Dinamarca:

El tratado de San Ildefonso de 1742, firmado entre Felipe V de España (España) y Cristián VI de Dinamarca (Dinamarca), fue un tratado de amistad, navegación y comercio por el que se establecían las condiciones por las que se regirían las relaciones comerciales entre ambos países.

En la firma del tratado comparecieron José del Campillo y Cossío en nombre de Felipe V y Federico Luis, barón de Dehn, por parte de Cristián VI, ajustaron el acuerdo en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso el 18 de julio de 1742. En 1753 el acuerdo quedaría anulado.

Francia, Nápoles y la República de Génova:

El tratado de Aranjuez de 1745 fue una alianza militar pactada entre los reinos de España, Francia y Nápoles con la República de Génova, para apoyar a ésta última frente a los ataques de Cerdeña y Austria, en el marco de la Guerra de Sucesión Austriaca.

A la redacción y firma del tratado, concluido en Aranjuez el 1 de mayo de 1745, asistieron Sebastián de la Cuadra, en nombre de Felipe V de España, Luis Guido Guerapin Baureal, en representación del rey Luis XV de Francia, Esteban Reggio y Gravina, enviado de Carlos VII de Nápoles, y Jerónimo Grimaldi en nombre de la república de Génova.

Pactos de Familia:

Los Pactos de Familia fueron tres alianzas acordadas en distintas fechas del siglo XVIII entre las monarquías de España y Francia. Deben su nombre a la relación de parentesco existente entre los reyes firmantes de los pactos, todos ellos pertenecientes a la Casa de Borbón. España se dio cuenta que le convenía una política de amistad con Francia, por lo que se firmó un acuerdo por el que se ligaban militarmente, dos de ellos se firmaron en la época de Felipe V, los pactos llevaron a España a una serie de guerras europeas de la época:

  • Primer pacto: firmado en 1734, hace intervenir a España en la guerra de sucesión de Polonia, que acaba con el tratado de Viena en 1738. En este tratado, el príncipe Carlos, obtiene Nápoles y Sicilia.
  • Segundo pacto: España entra en la guerra de sucesión de Austria en 1743, y cuando acaba esta guerra en el 1748, Felipe V había muerto, y por el tratado de Aguisgrán, el príncipe Felipe obtiene los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla.


2 Fallecimiento

Durante los últimos años de su reinado, la enfermedad mental y el deterioro físico de Felipe V se fueron acentuando —"hasta los pintores de cámara como Jean Ranc y Van Loo, habían tenido que reflejar la decrepitud del rey, hinchado y torpe, con las piernas arqueadas y la mirada perdida"—, hasta que en la noche del 9 de julio de 1746 murió de una apoplejía. Apenas transcurrida una semana de la muerte de su padre, el nuevo rey Fernando VI —el único hijo varón de su primer matrimonio que le había sobrevivido— ordenó a su madrastra, la reina viuda Isabel de Farnesio —quien había sometido a los príncipes de Asturias a una especie de "arresto domiciliario" durante casi quince años—, que abandonara el palacio real del Buen Retiro, y se marchara a vivir a una casa de la duquesa de Osuna, acompañada de sus hijos, los infantes Luis y María Victoria. Al año siguiente fue desterrada de Madrid y su residencia quedó fijada en el palacio de La Granja de San Ildefonso —cuando la reina viuda protestó por medio de una carta en la que le decía al rey que «desearía saber si he faltado en algo para enmendarlo», Fernando VI le respondió con otra misiva en la que decía: «lo que yo determino en mis reinos no admite consulta de nadie antes de ser ejecutado y obedecido»-

Por expreso deseo de Felipe V, su cuerpo no fue enterrado en la cripta real del Monasterio de El Escorial, como lo habían sido los reyes de la casa de Austria, y también lo serían sus sucesores Borbón (salvo, también, Fernando VI), sino en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso ubicado en la localidad de La Granja de San Ildefonso (provincia de Segovia), que había sido preferido por él también en vida, como un capricho arquitectónico mucho más de su agrado y que le recordaba a la añorada corte francesa.

Los restos de Felipe V reposan junto con los de su segunda esposa Isabel de Farnesio en un mausoleo emplazado en la Real Colegiata de la Santísima Trinidad, en la llamada Sala de las Reliquias, dentro del Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, a pocos kilómetros de Segovia.


3 Personalidad de Felipe V

El noble francés Louis de Rouvroy, duque de Saint-Simon hizo una pequeña descripción generalizada del primer Rey de España de la Casa de Borbón cuando era embajador de Francia en Madrid:

    Felipe V, Rey de España, posee un gran sentido de la rectitud, un gran fondo de equidad, es muy religioso, tiene un gran miedo al diablo, carece de vicios y no los permite en los que le rodean.
Louis de Rouvroy, Duque de Saint-Simon

Una visión diametralmente opuesta es la que ofrece la historiadora francesa Janine Fayard:

    El despacho le aburría, no sabía divertirse y al final de su vida este aburrimiento le llevaría a sumirse en una inercia total, preso de una profunda melancolía patológica. Solo la guerra lo sacó por breves momentos de su apatía congénita, lo que le valió el sobrenombre de «animoso». Toda su vida estuvo dominado por sus familiares. Pronto aparecieron caricaturas alusivas. Una de ellas lo muestra guiado por el cardenal Portocarrero y el embajador de Francia, duque de Harcourt, con esta inscripción: «Anda, niño, anda porque el cardenal lo manda»

En la misma línea que la historiadora francesa, el historiador Pedro Voltes destacó el deterioro mental de Felipe V a lo largo de su vida. Así relata una de las múltiples crisis que padeció:

    El príncipe Fernando fue admitido alguna que otra vez a la presencia de su padre, que se había recluido en El Pardo. Allí pudo captar con sus propios ojos los tragicómicos desatinos del soberano: se había empeñado en llevar siempre una camisa usada antes por la reina, porque temía que le envenenasen con una camisa; otras veces prescindía de esa prenda y andaba desnudo ante extraños; se pasaba días enteros en la cama en medio de la mayor suciedad, hacía muecas y se mordía a sí mismo, cantaba y gritaba desaforadamente, alguna vez pegó a la reina, con la cual se peleaba a voces y repitió tanto sus intentos de escaparse que fue preciso poner guardias en su puerta para evitarlo. Peor aún: en cierto momento en que pudo disponer de papel y pluma, compuso rápidamente una carta de abdicación y la mandó al presidente del Consejo de Castilla, supremo órgano de gobierno, para que reuniera a los consejeros y los enterase de que cedía la corona, al príncipe Fernando, su heredero. El presidente, arzobispo de Valencia, era adicto a la reina y entretuvo la carta hasta informar a ésta. Isabel Farnesio se espantó y encolerizó y mandó reforzar la vigilancia sobre su esposo.

Una valoración parecida es la que realiza el también historiador Ricardo García Cárcel:

    Felipe V reinó dos veces. Hay ciertamente un primer Felipe, antes de 1724, que quiso ser rey... Pero tras la muerte de su hijo Luis, el Felipe V que vuelve a ejercer como rey ya no será el mismo. Kamen vio la abdicación no solo guiada por motivos religiosos —versión oficial—, sino producida por la incidencia de la enfermedad depresiva que se manifestaba ya de manera galopante. [...] El segundo Felipe es un rey, ante todo, consorte de su mujer, Isabel de Farnesio, que usó con frecuencia la frase «el rey y yo», como emblema de una singular monarquía dual en la que quien tomaba las decisiones era la reina. El estado psicopatológico de Felipe a lo largo de estos años fue calamitoso —aunque la enfermedad viniera de lejos— y hay que valorar positivamente el cierto descaro de Kamen a la hora de romper con las pudorosas valoraciones de la psicología del rey por parte de la historiografía romántica, que siempre prefirió creer en un rey secuestrado en la alcoba por su mujer —como lo creía Macanaz— antes que un rey inhabilitado mentalmente para reinar


4 Matrimonios e hijos

Primer matrimonio:

Felipe V de España contrajo matrimonio con su prima, María Luisa Gabriela de Saboya (17 de septiembre de 1688 – 14 de febrero de 1714), el 2 de noviembre de 1701 y tuvieron cuatro hijos, entre ellos Luis I.

Segundo matrimonio:

Contrajo segundas nupcias con Isabel de Farnesio (25 de octubre de 1692 – 11 de julio de 1766) el 24 de diciembre de 1714; tuvieron siete hijos. El primogénito fue Carlos III.




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Inaguración del foro De Felipe V a Felipe VI



Un día histórico para la monarquía y para este lugar




Admin | 17-Jun-2014

Coincidiendo con la coronación de Felipe VI de Borbón, hoy 19 de junio de 2014 inicia la andadura este foro en internet; De Felipe V a Felipe VI ha sido creado con la intención de dar a conocer las historia de los monarcas que han gobernado España en los últimos siglos.

Sitio de encuentro donde no se evitará la polémica. De Felipe V a Felipe VI quiere ser un lugar en el que expresen y reflejen todas las opiniones referentes a la monarquía. Eso si, de forma didáctica y respetando las exposiciones por divergentes que sean.

Esperamos que sea de su agrado.








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Felipe VI de Borbón / Felipe VI de España
« en: 15-Jun-2014, 17:05  »



Felipe VI de España



Felipe VI de Borbón y Grecia (Madrid, 30 de enero de 1968) es el actual rey de España, ostentando asimismo la jefatura del Estado.

Fue proclamado el 19 de junio de 2014, tras la abdicación de Juan Carlos I, de acuerdo con la ley orgánica de abdicación en la Corona sancionada por su padre y promulgada esa misma noche en el Boletín Oficial del Estado.

Está casado con Letizia Ortiz, reina consorte de España, con la que tiene dos hijas, Leonor, princesa de Asturias y Sofía, infanta de España.


1 Biografía

Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia nació el 30 de enero de 1968, en la clínica de Nuestra Señora de Loreto, de Madrid.

El 8 de febrero de 1968 fue bautizado en el Palacio de la Zarzuela por Monseñor Casimiro Morcillo, Arzobispo de Madrid recibiendo los nombres de Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia; Felipe, por Felipe V, el primer Borbón que ocupó el trono de España; Juan, por su abuelo paterno, don Juan de Borbón, conde de Barcelona, Pablo por su abuelo materno, el rey Pablo de Grecia, Alfonso por su bisabuelo, el rey Alfonso XIII, en ese momento, el último rey que había reinado en España, y de Todos los Santos, por tradición de la Casa Real Española.

Sus padrinos fueron el conde de Barcelona, Juan de Borbón, y la reina viuda de Alfonso XIII, Victoria Eugenia de España, que regresaba por primera vez a España desde su exilio el 14 de abril de 1931.6 Asistió también al bautizo el general Francisco Franco, en su papel de Jefe de Estado, así como otras personalidades públicas.

El 30 de enero de 1986, a los 18 años, Felipe jura lealtad a la Constitución de 1978 y al Rey en el Congreso de los Diputados, aceptando su rol como sucesor al trono. En el acto, el ya príncipe Felipe llevaba puesto un traje de civil y no su uniforme de cadete de la Academia Militar, a diferencia de su padre que el 22 de noviembre de 1975 juró el cargo de monarca con su traje de Capitán General del Ejército.

El príncipe tiene su residencia habitual con su esposa e hijas en el Pabellón del Príncipe, una casa-palacio inaugurada en 2002 dentro de los terrenos del Palacio de la Zarzuela.


Formación

Cursó los estudios de Preescolar, Educación General Básica y Bachillerato Unificado Polivalente en el Colegio Santa María de los Rosales de Madrid, tratando en lo posible de ser educado de la misma manera que el resto de sus compañeros, sin recibir un trato especial por su cargo. En Madrid recibió lecciones de inglés y francés.

El 5 de septiembre de 1984, tras finalizar sus estudios, se incorporó al Lakefield College School de Toronto, en Canadá, donde realizó el equivalente al Curso de Orientación Universitaria (COU). En Toronto, Felipe de Borbón obtuvo un premio especial por sus estudios. El 8 de junio de 1985 finalizó sus estudios y regresó a España.

Recibió su instrucción militar sucesivamente en la Academia General Militar de Zaragoza, la Escuela Naval Militar de Marín y la Academia General del Aire de San Javier. En la actualidad ostenta los cargos de teniente coronel del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra de Infantería, capitán de fragata del Cuerpo General de la Armada y teniente coronel del Cuerpo General del Ejército del Aire. A los 18 años de edad, en 1987, realizó su instrucción como guardia marina en el buque escuela Juan Sebastián Elcano.

Tras finalizar el período de formación militar, inició el período de formación civil: Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid y un máster de dos años en Relaciones Internacionales en la Edmund Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown, en Washington D. C.

El príncipe practica deportes como el squash y el esquí. En lo que respecta al deporte de vela, en 1989 y 1990 su embarcación quedó primera en el campeonato de España en la clase Soling, ganando también la Copa España. En 1990 quedó quinto en el campeonato del mundo de vela. Sus clasificaciones en el Campeonato Mundial le permitieron ser seleccionado el 27 de enero de 1992 para participar en los Juegos Olímpicos. El 15 de marzo de 1992, su embarcación logró la victoria en la Copa de España de Vela de clases olímpicas, asegurando su clasificación para las olimpiadas. En los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 fue el abanderado de la delegación olímpica española y participó en los mismos; finalizando en sexta posición en la clase soling de vela, por lo que recibió un diploma olímpico.


Enlace matrimonial e hijos

El 1 de noviembre de 2003 anunció su compromiso matrimonial con la periodista asturiana Letizia Ortiz Rocasolano. La boda se celebró el 22 de mayo de 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid. Al enlace asistieron aristócratas y jefes de Estado de diversas partes del Mundo, así como personajes públicos de España y el extranjero. Entre los asistentes se puede nombrar al príncipe Carlos de Gales, la reina Noor de Jordania, la princesa Carolina de Mónaco, el cantante de ópera Plácido Domingo, el astronauta Pedro Duque o el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa.

El 31 de octubre de 2005 a las 1:45 horas, la princesa Letizia dio a luz a una niña, la infanta Leonor, primogénita del heredero del Trono y segunda en la línea sucesoria de la Corona española. El 29 de abril de 2007 nació su segunda hija, la infanta Sofía, que se convirtió en la tercera en la línea sucesoria a la Corona.

Felipe es padrino de: el príncipe Constantine Alexios de Grecia y Dinamarca; el príncipe Ernesto Augusto de Hannover; Felipe Gómez-Acebo y Ponte, el hijo de su primo Beltrán (a su vez hijo de la Infanta Pilar); Miguel Urdangarin y Borbón, hijo de su hermana la infanta Cristina; la princesa Ingrid Alexandra de Noruega; el príncipe Vicente de Dinamarca; Isabel de Orleans, hija del príncipe Carlos Felipe de Orleans y la princesa Sofía de Bulgaria, hija del príncipe Konstantin-Assen de Bulgaria. Konstantin-Assen, a su vez, es padrino de la infanta Sofía de Borbón, segunda hija de los Príncipes de Asturias.


Vida pública

A partir de octubre de 1995 realiza una gira por las diferentes Comunidades Autónomas de España para conocerlas a fondo. Desde enero de 1996 representa a España en las tomas de posesión de los presidentes de Iberoamérica. Felipe de Borbón realiza además multitud de viajes internacionales y participa en exposiciones realizadas por España en el extranjero, como Expohábitat, Expotecnia y Expoconsumo.

Con ocasión de la declaración de 2001 de las Naciones Unidas como Año Internacional de los Voluntarios, la Secretaría General de la ONU, nombra a Felipe "Persona Eminente" por contribuir a enaltecer la importancia del trabajo de los voluntarios.

Tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, el príncipe de Asturias, junto con sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, se convirtieron en los primeros miembros de la Familia Real española en participar en una manifestación.

Además de sus compromisos de Estado, el príncipe de Asturias desempeña también la presidencia de numerosas organizaciones de carácter benéfico, destacando las de las fundaciones que llevan el nombre de dos de sus títulos: Fundación Príncipe de Asturias y Fundación Príncipe de Gerona.

El príncipe Felipe hace además entrega de los Premios Príncipe de Asturias, que se conceden anualmente a ocho categorías relacionadas con el progreso humano en diversos ámbitos en una ceremonia solemne en Oviedo, la capital del Principado del que es titular.


2 Títulos

Desde el instante de su nacimiento ostentaba el tratamiento de infante de España y desde 1977, por Real Decreto, los títulos históricos de los herederos de los diferentes reinos hispanos; por ello recibe el tratamiento de alteza real:

  • Príncipe de Asturias, como heredero de la Corona de Castilla, título que tiene su origen en 1388.
  • Príncipe de Gerona, duque de Montblanc, conde de Cervera y señor de Balaguer, como heredero de la Corona de Aragón, con origen en 1351, 1387, 1353 y 1418, respectivamente.
  • Príncipe de Viana, como heredero del Reino de Navarra, con origen en 1424.

El 4 de abril de 2013, tras la imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos, el Ayuntamiento de Montblanc aprobó por mayoría una moción para retirar los honores otorgados a la Casa Real, y pidió al príncipe Felipe que no utilice el título de Duque de Montblanc.
 



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